19 (Segunda Temporada)

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Narra Micaela

La vida prosiguió en su ritmo propio, en aquella rutina de casa a la escuela durante la semana.
Además de tener un personaje fijo en una serie de televisión, Bruno había sido convocado para participar en una obra de teatro por lo cual estaba muy entusiasmado con esa oportunidad.

Hacía apenas una semana que los ensayos habían comenzado. Entonces, ahora casi siempre nos veíamos a la noche. Con el paso de los días y por la convivencia diaria, pude conocer más cosas sobre su personalidad. Cualidades como la inteligencia, la sensibilidad y el buen humor se tornaron evidentes.

Pero su característica más marcante era la humildad. Prueba de eso, se reflejaba en la ropa que él solía usar, ya que a veces ni siquiera se fijaba el estado que éstas tenían. Cuando me di cuenta que, Bruno estaba cerca de parecer un mendigo. Lo arrastré al shopping. Él estaba a punto de entrar a un local, cuando lo agarré del brazo.

— ¿Qué pasó? —Indagó

— Estaba pensando en entrar a un local más exclusivo— Informé y Bruno hizo una cara de sorpresa.

— ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? Siempre compré ropa en este local

— Ese local no tiene nada malo, pero creo que podríamos explorar más posibilidades — Expliqué, intentando convencerlo.

— ¿Qué tenes en mente? — Preguntó desconfiado.

— Seguime

Pasamos por varios locales hasta que, finalmente, llegamos al lugar que yo quería. Él miró el cartel y frunció el ceño.

— ¿Un local de ropa elegante?

— ¡Si! — Afirmé alegremente —¿Por qué no.

— Ay, Micaela no me gustan esas cosas.

— Lo sé, pero necesitas ropa nueva. Y me encantaría verte usando algo que resalte más tus atributos — Al escuchar eso, Bruno sonrió maliciosamente. A veces esos gestos o comentarios eran irritantes, pero formaban parte de su encanto tan particular. — Bruno, ¿me haces un favor?

— ¿Cuál?

— Callate y entra al local.

El establecimiento tenía una decoración moderna, pero de mucha clase. Y un vendedor joven y simpático se aproximó para ofrecernos ayuda. Después de decirle lo que queríamos, él nos mostró varias opciones de camisas y pantalones.

Elegimos algunas prendas y Bruno fue al probador. Desde que empezamos a relacionarnos románticamente, Bruno cada vez que podía, me decía cosas insinuantes, como si eso fuese necesario para que me sienta más atraída. Él no necesitaba hacer nada para llamar mi atención.
Bastaba un intercambio de miradas que durara veinte segundos para que una sucesión de fantasías comenzara a volar por mi mente.

Durante el día trataba de mantenerme lo más indiferente posible. Pero cuando llegaba la noche y nos veíamos solos en aquel cuarto, más específicamente en la cama... sentía que una revolución estaba a punto de surgir. Era tan fácil avanzar y tan peligroso ceder.
Las cosas empezaban lentas, casi siempre en un clima natural. Después de besos sucesivos, abrazos interminables y caricias variadas, el clima ya había cambiado a pura seducción, y los límites impuestos por mí comenzaban a tornarse ultrapasados.

Sin embargo, Bruno siempre se alejaba diciendo lo siguiente: "Mientras sigas teniendo ese miedo en tu mirada, podes estar tranquila que no va a pasar nada que no quieras"

Siempre terminábamos la noche en un estado de suspenso terrible. Y a veces, hasta me preguntaba si era buena idea que siguiéramos durmiendo juntos.
A veces me preguntaba por cuánto tiempo más Bruno podría soportar esa dulce tortura; por cuánto tiempo más él tendría tanto control.

¡Mierda! — Pensé frustrada — ¿por qué no podía acordarme de todo, de mi vida con él, de los momentos que compartimos?

Me sentía pésima porque no me veía como la mujer que él amaba, sino que me veía como su fantasma. Estaba pérdida en pensamientos, cuando el vendedor me avisó que Bruno me estaba llamando. Lo encontré en el pasillo, al lado del probador.

Bruno estaba mirándose en un enorme espejo y me quedé inmóvil al admirar la imagen que él reflejaba. —¡Él está tan lindo! —pensé, contemplando su figura. Él estaba usando una camisa de corte impecable en un tono azul, combinada con un pantalón oscuro.

— ¿Y qué pensas? — Preguntó medio inseguro, terminando de doblar la manga de su camisa.

— Ah... estás — Me quedé muda por varios segundos, pero al ver su mirada curiosa reaccioné. — Estás muy bien, la ropa te queda bien.

— ¿En serio? — Preguntó, frunciendo el ceño.

— Confia en mí, estás...— ¡Por Dios! No encontraba palabras para describir: Hermoso, maravilloso, magnífico... Terminé optando por usar otra palabra.
— Elegante — Dije por fin.

Nuestros ojos se encontraron, reflejados en el espejo. Los de él tan francos y los míos tan avergonzados y temorosos. Bruno se dio vuelta, me agarró de la cintura y acercó mi cuerpo al suyo.

— Me gusta estar elegante para vos — Susurró en mi oído.

¿Qué debería responderle a ese hombre tan lindo que me estaba diciendo esas cosas, a medio centímetro de mi boca? Creo que todo el mundo tiene un límite y el mío fue aquel.
No dije nada, lo agarré a Bruno por la nuca y lo besé.

Nota:
Hola!!  Hice una nueva publicación en mi perfil y espero que me puedan ayudar con lo que les pregunto en esa publicación. Acá se las comparto, así la leen!
Desde ya, muchas gracias!!😄

 Acá se las comparto, así la leen!Desde ya, muchas gracias!!😄

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Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora