31 (Primera Temporada)

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Más tarde llegamos a la conclusión de que ver una película sería un muy buen primer paso para un encuentro oficial como una pareja de verdad. Pero para que eso suceda, tuvimos que preparar un esquema a prueba de sospechas.

El lugar elegido fue un drive-in, que estaba situado en un barrio distante, lo suficientemente lejos para que nadie nos viera.
Habíamos decidido que yo iría en el auto con Paula mientras que Bruno iría en el auto con Paio.
Y así desvíamos el foco sobre nosotros, ya que cuando mamá nos preguntó porque no íbamos los cuatro juntos en un solo auto, inventamos la excusa de que no quería estar ni un segundo cerca de Paio porque no nos llevábamos del todo bien.

Al final de la tarde de aquel sábado, salí con Paula poco tiempo después de que Paio y Bruno se fueron. Ellos fueron antes para poder guardarnos un lugar.

Fue una cierta dosis de nostalgia cuando llegué a aquel antiguo drive-in, el lugar había sido reformado y ahora tenía un estilo un poco retro. Cuando eramos chicos, fuimos allí algunas veces con nuestros papás, pero desde hace algunos años que no íbamos a ese lugar.
Realmente Bruno tuvo una muy buena idea al querer ir a ese lugar. Él sabía que yo adoraba aquella sensación de estar al aire libre y, al mismo tiempo, poder ver una buena película en una pantalla gigante.
Después que compramos nuestras entradas, no fue muy difícil localizarlos, ya que Bruno estaba parado al lado del auto de Paio.

Vi su sonrisa aliviada y satisfecha al vernos, a pesar de que teníamos una distancia considerable. Mi corazón comenzaba a acelerarse por la alegría que causaba en mí ese encuentro.

- ¿Por qué todos los hombres cuando están enamorados tienen esa mirada de idiota? -Preguntó Paula cuando nos acercamos. Me reí por el humor ácido que ella tenía.

Así que me estacioné bien a su lado, Bruno se inclinó en mi ventana abierta del auto, y me dió un corto beso en los labios.

- Tardaron.

- ¡Fue mi culpa! Estaba tan ansiosa que no sabía qué ropa usar.

Él bajó la mirada para poder mirar la ropa que yo estaba usando, que simplemente eran jeans, remera y zapatillas. Pero ese look me había costado horas de mucha duda e indecisión porque quería estar perfecta para el momento. Hasta que finalmente había desistido de hacer una superproducción y opté por tener mi visual básico, que era como más a gusto me sentía.

- Estás hermosa. - Comentó él, besándome nuevamente.

- ¡Hola! ¡Estoy acá! - Era Paula tratando de llamar la atención

- Disculpame, amiga. No pretendía ignorarte - Dije al soltarme de él y focalizando mi atención en ella.

- Sé que ustedes están ansiosos por estar juntos, entonces vamos a cambiarnos de lugares. ¡Veni, Bruno! - Dijo Paula intentando bajarse del auto.

Intenté avisarle algo, pero ya era demasiado tarde. Paula abrió la puerta sin mirar al lado de afuera y sin notar así que Paio se había parado bien al lado de ella. Entonces, al abrir la puerta con fuerza, esta golpeó violentamente al pobre Paio, que cayó directamente al piso. Ella miró asustada por lo que había pasado y se sonrojó de inmediato.

- ¡Perdón! - Dijo Paula al salir del auto y agachándose al lado de él.
Paio miraba la mano que Paula le extendía para levantarse. Ella sonrió sin gracia, pero se quedó un poco más aliviada cuando él aceptó su oferta y le agarró la mano.

Yo sabía que Paula tenía un leve amor platónico por Paio, pero no dejaba de resultarme un poco tierno el hecho de ver cómo ella, en estos momentos, estaba dejando un poco expuesto sus sentimientos hacia él.
Fue imposible no reír al ver cómo Paio empezaba a sacudirse sin parar el pantalón, tratando de limpiar su tan importante "jean de marca".

Después de aquella pequeña confusión inicial, cada pareja se posicionó en su lugar combinado. Bruno se sentó a mi lado, mientras que Paio y Paula fueron al otro auto.
Bruno colocó sus brazos alrededor de mis hombros, empujándome posesivamente hacia él y quedamos muy cerca el uno del otro. Apoyé mi cabeza en su pecho y me sentí en el paraíso.

Mirábamos a la enorme pantalla, que a la distancia mostraba algunos comerciales, y después nos miramos el uno al otro.

- ¿Feliz? - Preguntó.

- En las nubes

- ¿Ya te dije que te amo?

- No lo suficiente- Respondí en un tono de reclamo, y él soltó una leve risa

- A veces las palabras no son necesarias. - Murmuró cerca de mi oído.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora