Maratón 1/3:
Mire rápidamente a mi alrededor y me di cuenta que poco había cambiado desde la última vez que estuve ahí.
Con la mochila en la espaldas, camine hasta la puerta un poco nervioso, es verdad.
Por más que mamá me hubiese dicho que el abuelo me recibiría normalmente, no dejaba de preocuparme como sería recibido por él.Después de respirar profundamente, golpeé con firmeza. La puerta se abrió y, entonces, ahí estaba él.
Serio como siempre, pero sin ser antipatico, me saludó.— ¡Hola, Bruno! — Entonó
— ¡Por favor, entra!— ¡Gracias! — Agradecí aliviado por escapar del vientro helado.
— Espero que hayas tenido un buen viaje. — Dijo formalmente. — Espero que estes con hambre.— Habló educadamente.
— Un poco.
— Entonces vamos hasta la cocina, el almuerzo está listo y esperando por nosotros.
Lo seguí a mi abuelo, mirando distraido alrededor. La estaba arreglada, los mismos muebles de antes, los mismos cuadros en la pared, fotos de la familia decorando todo el ambiente y, al mirar casualmente para algunas de ellas, arriba del estante, vi una foto antigua que me hizo tensar.
En esa foto, estabamos Florencia, Bianca, Micaela y yo.
Nosotros dos debíamos tener alrededor de uno trece años. Era verano y usabamos trajes de baño, teníamos los pelos mojados porque nos habíamos metido en la pileta y la piel muy roja por causa del sol. Estabamos abrazados. Yo sujetaba a Micaela por la cintura — Pero en esa época solamente eramos hermanos. A pesar de eso, sentí una familiar puntada en el pecho.
El abuelo volvió al darse cuenta que yo me había quedado quieto.— Recordando viejos tiempos. — Afirmó mientras los dos mirabamos la foto.
— No tan viejos — respondi.
— Si, ¡tenes razón! Parece que fue ayer. Ustedes cuatro llegando al final de la tarde, después de un día de aventuras, parecían como caballos salvajes atrás de la comida. — Reímos juntos.
— ¿De verdad parecíamos eso?— Pregunté sonriendo.
— ¡Peores! Podes mirar las fotos más tarde porque no vas a querer que tu abuelo viejo se caiga del hambre.
— Claro que no, perdón — Hablé sin gracia y volví a seguirlo.
Entramos en la cocina y me di cuenta que dificilmente habría otro lugar donde la ausencia de mi abuela pudiera ser más sentida. Me sente en la silla y la sensación que tenía era que en cualquier momento ella podía entrar con su famosa sonrisa y preguntando si queríamos algo nás.
No debía ser nada fácil para mi abuelo seguir viviendo ahí, con tantos recuerdos a su alrededor.
Mi papá y mis tios intentaron convencerlo de vender el lugar y mudarse para la ciudad, pero mi abuelo fue inflexible.— ¿Listo para comer?— Preguntó mientras movía la olla humeante, llena de carne.
— El olor está muy bueno — Respondí.
— Lavate las manos, agarra los platos y los cubiertos que están ahí — Habló apuntando uno de los cajones.
Hicé lo que me pidió y después estabamos saboreando con evidente placer aquella comida caliente y nutritiva.
— ¡Felicidades al cocinero!
— Tuve una buena profesora. — Dijo mientras giraba el vaso vacio entre las manos.
Nos quedamos un poco en silencio, aprovechando la paz de ese momento. Todo lo que podía escuchar era el viento que seguía soplando fuerte afuera y el tipico sonido del reloj de la pared.
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Más Que Hermanos [Adaptada]
Fanfiction¿Qué harías si fueses elegida para ser la "hermana" del amor de tu vida? Fanfic Brunaela con un poco de Paioedo Novela Adaptada. Portada: Manuroon5