Más Que Hermanos [Adaptada]

73 (Segunda Temporada)

Miré impactada mientras la comprensión me invadía y la vi sonreir todavía más.

— Soy tu pasado y vos sos mi presente y mi futuro. No nos queda mucho tiempo, necesitamos hacer esto ahora. Vamos, estira tu mano. 

— ¿Por qué viniste a buscarme ahora que estoy cerca del final?

— Fuimos separadas en un instante en que estabas muy cerca del fin. Para que nos encontraramos nuevamente, esta situación tenía que repetirse. No te preocupes, no es el fin, es un recomienzo. — Explicó levantando la mano adelante mio. — Estira tu mano.

Con un gran esfuerzo, estiré mi mano hacía su dirección.

— Está bien. Si yo tengo que irme, nos vamos juntas. Pero quiero llevarme conmigo todos los recuerdos de esta vida, quiero llevarme el recuerdo completo de mi amor. 

Nuestras manos se encontraron, palma con palma. Cerré los ojos y me deje inundar en la luz.
Abrí la boca en un suspiro de sorpresa cuando un mundo de recuerdos me invadió como un remolino. Sentía que giraba, las imágenes surgían en mi mente, en un mundo iluminado.

— Unidas. — Murmuré

— Para siempre. — Afirmó feliz. Y entonces su figura se fue apagando, tornándose trasparente hasta desaparecer.

Permanecí con los ojos cerrados por un tiempo. Al abrirlos, la cueva se había convertido en una penumbra

Ya no me importaba, la luz estaba dentro mio, me sentía iluminada. Estaba entera, ahora podía irme en paz. Cerré los ojos y sabía que sería por última vez.

— Yo te amo, Bruno. — Declaré en un susurro, antes de dormirme profundamente.

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Narra Bruno:

Caminé por medio de los árboles, mirando atentamente alrededor, prestando atenciób a todos los sonidos y hasta el más minimo movimiento. Tenía la esperanza de que esa figura misteriosa volviera a aparecer y me indicara el camino.

Caminé un poco más. Allá estaba la chica de rojo, todavía más distante, pareciendo flotar, hasta desaparecer por medio de los árboles.
Corrí detrás de ella, que desaparecía y volvía. Por más que yo la llamara, ella nunca se daba vuelta y seguía.

Después de un tiempo, ya me sentía un poco cansado, inseguro de si estaba haciendo lo correcto. Me cuestionaba si realmente estaba en mi sano juicio o si estaba alucinando. Como respuesta a mis indagaciones, ella apareció una última vez.
Colocó un dedo en los labios, como si estuviera pidiendo silencio y estiró el brazo, apuntando para la cima de la montaña. Ella parecía tener la expresión preocupada e hizo una señal para que yo la continuara siguiendo.

Después de algunos segundos más, no la vi más. Pero hice lo que me había pedido. Intenté no hacer ruido. Poco tiempo después, entendí el motivo.

Sofía estaba agachada detrás de una roca. Miraba a su alrededor como si estuviese esperando que alguien apareciera. Su cara demostraba impaciencia y estaba sujetando un arma en sus manos.

¿Cuál sería la mejor forma de abordar esta situación?
Decidí dar la vuelta e intentar sorprenderla por la espalda.

Traté de caminar lo más rápido y suave que podía. Sujeté firmemente mi arma y me escondí detrás de una roca, cercana a ella.
Sofía giraba en el mismo lugar, mirando todo a su alrededor. Esperé hasta que quedara nuevamente de espaldas para mi y ataqué rápidamente.

La agarré del brazo, mientras apoyaba mi arma en su espalda. Ella gritó asustada. No suavizé ningún movimiento porque no quería darle chance a escaparse.