Utopias ©

6.

Y saber que cuando se despedía de mamá ya estaba caminando solita a mí, o precisamente a mi auto, no pude evitar sonreír en mi fuero interno. Cerré la puerta de casa con delicadeza, ella se dio vuelta y me sonrió. Le contesté con otra sonrisa y le abrí la puerta del auto amablemente para luego dar la vueltita de siempre y comenzar a emprender el camino.

Ella encendió el reproductor de sonido mientras me hacía con una seña de que lo iba a encender. Asentí, y ella puso la primera canción que encontró.

Imagine there's no heaven

it's easy if you try
No hell bellow us
above us only sky.

Imagine all the people,living for today
Imagine there's no country's
it is'nt hard to do
nothing to kill or die for
and no religion to.

- ¿dejo esta? – me preguntó ella mientras ojeaba las radios y movía la pequeña ruedita para cambiar de sintonía.

- No... dejala. Es mi canción favorita. – y le sonreí con alegría desviando mi vista del frente-

- ¿ ah si? La mía también. – me dijo ella sonriente- es una gran canción.

- Oh... si que lo es.

Y hubiera cerrado si hubiera podido. El viaje entero la pasamos escuchando mi discografía de los Beatles.

- ¿doblo acá o sigo de largo? – le dije preguntándole el camino. E intenté memorizarme calle por calle.

- Dobla acá... a la derecha.- e incluso su mano me parecía linda y me pareció que ya había comenzado a alucinar. Y subí mi vista por todo su brazo hasta finalmente a llegar a su cuello, miré la curvas de su cuello totalmente hipnotizado. – ¡Paio! – sentí que me gritaba. Y ya había estacionado el auto y seguía mirándola.

- Perdón... - y me acomodé nuevamente apoyando la cabeza en la ventanilla de mi costado. - ¿está segura que quieres irte?

- ¿hay algo que me lo impida? – y sonrió ligeramente.

- Bueno... quizá yo. No quiero que te vallas... mira.... Yo.... Bian... - comencé a balbucear y me sentí como un completo tarado. –

- ¡Dilo ya tonto! – golpeó suavemente mi brazo con diversión.