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Primero de enero de 2002 fue el cumpleaños número veintitrés de Bianca. Ese día todos nos habíamos levantado con buenos ánimos. Había dormido en casa para luego estar toda la tarde y noche con ella, puesto que sus padres decidieron hacerle una fiesta sorpresa con mi ayuda.



Todo el plan iba en marcha, la fiesta se haría en uno de los country's alquilados de Pilar pagado por sus padres y allí se efectuaría todo. Había una sorpresa más: sus mejores amigas de Estados Unidos iban a volver a su país natal para el cumpleaños de ella.
Eran las nueve de la mañana cuando mi mamá y mi hermana irrumpieron en mi habitación con el desayuno preparado en una bandeja. Mi hermana traía unos CDS en su mano y mi mamá la bandeja. Se sentaron directamente al costado de mi cama y bufé como un nene cuando me corrieron la sábana blanca de mis ojos.





- ¡Basta! – grité ofuscado tapándome devuelta, el sol me daba en la cara.

- Hijo... - dijo mamá seguramente con una expresión severa.- tenés que levantarte, aún no terminamos de decorar el country para mi nuera... - y desde que Bianca pertenecía a la familia el apodo " Nuerita" era para ella.-

- Má tenemos todo el tiempo del mundo... dos minutos más... dos minutos menos... - y me tapé más, hasta que Lucila me destapó por completo- ¡Lucila! – grité finalmente.

- Basta hermanito, tenés el cumpleaños de mi cuñada, a moverse...





Y no faltaron más palabras para que me levantara protestando como un niño.
Una hora después, llegué al country. Bajé del auto, y el papá y la mamá de Bianca ya estaban arreglando toda la decoración.



- ¡Buenos días chiquito...! – me dijo la mamá de Bian con ternura. Era mi segunda mamá, desde que me habían reconocido en la familia como el: novio de la hija.

- Buenos días María... ¿como va todo? – pregunté sonriente mientras me colocaba las manos en el bolsillo.

- Todo esta pipicucú – sonrió- ven... te quiero presentar a unas amigas... ¡bah! – suspiró- son las amigas de mi hija... debes conocerlas antes...




Tironeándome del brazo, logró llevarme hacia donde se encontraban esas tres mujeres. Me instó para que las saludara y eso hice: dos besos en la mejilla para cada una. Me saludaron con una sonrisa y se quedaron mirándome con curiosidad.




- chicas... él es Paio Rodriguez, el novio de Bian. – dijo María con orgullo, y yo me sentí de la misma forma.

- ¿Paio? – preguntó una rubia- un gusto. – y suspiré tranquilo – Eugenia... - y me dio la mano con cordialidad.

- Bueno... ellas son Eugenia, María, y Francisca... - dijo señalándolas.

- Un gusto – dije sonriente-






Y cuando alguna de ellas estaba por preguntarme algo sobre Bian, el papá se acercó con el paso acelerado. Colocó una mano sobre mi hombro llamando la atención de todos.



- queda el escenario, todo tuyo Paio.





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Eran las ocho de la noche cuando pasé a buscar a Bianca por su casa. Ella me abrió inmediatamente la puerta y cuando finalmente la vi, me deslumbró por completo. Llevaba un vestido azul Francia hasta la mitad del muslo, junto a una chaqueta blanca. El pelo estaba impecablemente suelto con un moño. Me acerqué a ella y sin decir más, nos besamos con ternura.




Utopias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora