17.

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  Y el momento de demostrarnos juntos había llegado. El mismismo primero de octubre decidimos formalizar nuestro "compromiso" como novios.



Eran las nueve de la noche, en una hora la pasaba a buscar por su casa para tener la primera salida y así la primera propuesta.
Valeria se encontraba sentada en el puff de mi habitación mientras me miraba pensativa justo luego de haberme bañado.




- ¿vos que pensás? ¿éste o éste? – pregunté mostrándole un traje negro impecable.

- Paio... ¿Piensas ir a una entrevista de trabajo o a una propuesta de noviazgo? – preguntó divertida. –úsa lo que prefieres.

- ¿por qué lo dices? - miré las prendas con detención.

- Mira... - y se colocó a mi lado- esto no es lo que usarías para salir... esto es más para una propuesta formal a tu familia de que te vas a comprometer. – y tiró las prendas a la cama, desechándolas. – usa lo que sientas...

- si es por mi usaría un jean, una camisa y un saco. –

- entonces eso es lo que usarás. –





Mientras me cambiaba, hablábamos animadamente de cómo sería un plan bien realizado y con efectos positivos. Y claro era que ni Valeria y yo éramos personas con planes, puesto que me animé a pedirle consejos.




- ¡Regálale flores! – gritó ella aplaudiendo animada.

- muy usado...

- ¿rosas? – preguntó.

- Olvídate.

- Una canción... de las tuyas... hazle una canción Paio.





Y no tardé demasiado en ir hacia el ático y sentarme en el banco del piano para escribir una canción. La inspiración no vino a mí con la rapidez que esperaba, pero aún así logró el efecto deseado. Vale estaba a mi lado escuchándome tocar y cantar mientras sonreía sentándose a mi lado.




- ¿y bien? – dije tocando la última nota y mirándola ansioso.

- Tócala devuelta. Pero esta vez, cántala con más énfasis.






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Y la noche había llegado como lo esperaba, diez de la noche eran cuando la pasé a buscar por el auto y ella salió con un vestido negro ceñido a su cintura, con un rodete en el pelo sujetándoselo. Bajó las escaleras de su casa con elegancia mientras clavaba sus ojos en mí y yo la miraba totalmente hipnotizado por su belleza.


Se sentó en el asiento del copiloto y se acercó a mí para darme un beso suave en los labios. Y cuando se separó, estaba completamente ruborizada por la situación.



- ¿porque te ruborizas?

- Es rara la situación... pero vamos, no quiero perder el tiempo. – y me sonrió mientras se abrochaba su cinturón.





Ya eran cuatro meses desde que habíamos salido juntos, y el tiempo se nos pasó como un reloj de tiempo. Hoy no solamente festejaríamos un futuro compromiso de noviazgo si no también nos decidiríamos para comentarles a toda la familia sobre lo nuestro. Este era el día en que nuestras vidas se unirían solamente para dar el comienzo a otra.




Quince minutos después, nos encontrábamos en el pequeño laguito. El laguito en donde la conocí. Ella me miró soñadora mientras le daba un beso en la cabeza y la invitaba a bajar. Cerró la puerta del auto y le guiñé el ojo.



Utopias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora