"Calor de besos, camino de luz, promesa eterna de amor, tú y yo.... para gritar de amor y callar en la pasión."
Mi corazón golpeteó con furia, con fuerza mientras la observaba caminar con delicadeza por el altar. Caminaba con la elegancia que tanto le caracterizaba. Su rostro cubierto del velo blanco que le tapaba las facciones delicadas de su rostro. Estaba tomado del brazo de su padre que sonreía con orgullo dándome por satisfecho al saber que me la entregaría, que dejaría que fuese el hombre de su hija, su compañero, su amante, su vida. Sus ojos estaban fijos en mí, me miraba con profundidad de sus ojos negros brillantes. Su vestido era blanco, delicado, fino, que dejaba ver su cuerpo estilizado. Sus curvas se realzaban y supe que me quería perder en ella nuevamente, sin importarme las consecuencias.
Llegó a mi lado. Al fin pude ver su sonrisa debajo de ese velo que la cubría. Su padre la dejó a mi lado, le besó la mejilla entre sollozos sin lágrimas, una palmada a mi pecho y se retiró para dejarnos nuestro lugar. Le quité el velo por encima percatándome de los llantos que se oían por detrás iluminando el ambiente. La luna estaba firme en el cielo, redondeada, blanca como aquel vestido, como su piel iluminada por las sombras de una noche placentera. Se acercó dándome un beso en la mejilla y luego, entre los dos, nos tomamos de la mano para comenzar la ceremonia.
Por sentado no doy
Nada de lo que soy
Ni el latido más mínimo, ahora noIt's the air that i breathe
(Eres el Aire que respiro)
It's my fall at your feet
(Es mi caída a sus pies)
It is my song
(Es mi canción)
I sing when you are gone
(La canto cuando te vas)Y el sacerdote comenzó a dar sus palabras. La realidad era que mi atención estaba fijada en ella y en nuestras manos entrelazadas con cariño. Me detuve a pensar sin prestarle demasiada atención, qué era lo que me había llevado a esto. ¿Qué hicimos? Ocho años después de habernos conocido y ni siquiera entendía que era lo que hacíamos en ese altar. Porque no necesitábamos hacer nuestras votaciones para hacerles saber a nuestros amigos, a nuestras familias que nos queríamos, que nos deseábamos, pero que sobre todo nos amábamos. ¿Era necesario? Sí, lo era, reflexioné al ver su sonrisa y lo contenta que su rostro expresaba con facilidad.
Apreté con fuerza su mano e hice además a interrumpir al sacerdote. Ella me miró con extrañesa.
- ¿que haces? – me dijo firmemente mirando al sacerdote que había enmudecido al ver mi gesto.
- Quiero que pase directamente a los votos. – le contesté con una sonrisa.
- Como quiera. – dijo el sacerdote que al instante sonrió amablemente.- la pregunta la conocen todos ¿no? – le dijo a los invitados que rompieron a reír por la locura del sacerdote tanto como la mía - ¿Aceptás por esposo a Paio, Bian? – y su manera de tutearnos nos hizo reír a todos.
- Si, acepto. – dijo Bian que ya se había unido a un abrazo conmigo.
- ¿ Paio? – y probablemente nos encantó que fuera de otra manera. Sonreí de lado tomándola de la cintura.
- Si, acepto. – esbocé sonriéndole de lado.
- Entonces los declaro....Y lo interrumpimos con un beso nuestro. Tomé a Bian de la cintura con fuerza pegando su boca a la mía en un beso furioso, con amor. La alcé a la altura de mi cadera y ella se unió a un abrazo. Sus ojos estaban empapados y supimos en ese momento que no podíamos ser más felices porque el corazón no era demasiado fuerte como para soportarlo.
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Utopias ©
FanfictionHay dos formas de ver la vida: Una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro.. "Albert Einstein"