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  Aristóteles alguna vez comentó sobre la verdad. En sus dichos reveló que no alcanza con decir la verdad, que es más conveniente mostrar el porqué mentimos para que esa verdad que decimos con nuestras palabras, parezca aún más convincente. ¿Por qué? Porque las verdades mentidas, son simplemente palabreríos, son cosas que formamos en el momento para salir de un largo, largo obstáculo que no aparece acabar nunca.
Hoy a la mañana temprano, me desperté en soledad. Y si alguna vez pensé que esa soledad, ese maltrago que ya había pasado cuando me había separado de mi mujer, se acabaría con su regreso, era también, otra mentira.
Me encontraba a su lado. El sol reflejaba aquel vidrio empañado a causa de la humedad. Había sol, pero la humedad, casi tormentosa, hacía que el día se volviera más pesado.
Bianca abrió los ojos lenta y suavemente. Parpadeó dos veces antes de acomodarse firmemente sobre mi pecho... como si quisiera... calmarme.
Pero eso era remotamente imposible.
Ladeó la cabeza varias veces rozando su suave pelo sobre mi cuerpo, como si quisiera mimarme. Acerqué un brazo a su cintura y la acaricié para que ella tranquilizara.





- buenos días. – dijo ella con una sonrisa fingida. Porque si empezábamos a vernos, estábamos de la misma manera.


- ¿Querés desayunar? – murmuré sin prestarle demasiada atención a su comentario.



- Si. Pero dejá. – me frenó con la mano- te lo preparo yo.






Se levantó de la cama con rapidez, se colocó sus ojotas y salió disparada hacia la cocina.











HOLD UP
(Retrasate)
HOLD ON
(Espera)
DON'T BE SCARED
(No tengas miedo)
YOU'LL NEVER CHANGE WHATS BEEN AND GONE
(Tú nunca cambiarás lo que has sido y serás)









Dos días después...

Utopias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora