¿Qué es vivir? Vivir es nacer, crecer,
pasar el tiempo absurdamente,
malgastar las emociones presentes.
Yacer.Vivir cual viviente vive viviendo
porque vida sin vivir cada instante
no vale la pena de ser vivida.Era un nuevo día como tantos otros. Este era un día como todos con la diferencia de que empezaba la escuela musical. Esta mañana me levanté de lo más alegre que pude. Me había levantado con Buanca a la misma hora que había puesto el despertador antes de quedarnos profundamente dormidos. Esa mañana apenas sonó el timbre del despertador nos sobresaltamos y reímos cuando nos encontramos en la situación de "que decir" luego de haber pasado la noche en vela juntos. Ella rió y recuerdo haberla visto cantando mientras nos preparaba a los dos la taza de café de las mañanas, le recordé que me gustaba el café negro, negro como la oscuridad. Pero ella por poco que la conocía, supo convertirme la oscuridad en el paraíso con solo unas gotas de leche. Al irme de su casa, arreglé llamarla por la noche y contarle el porqué de esta salida tan repentina, a pesar de que desease quedarme para hablar un rato más.
Y ahora me encontraba sentado en uno de los bancos hechos de cemento gris en el medio de un rosedal que había en el centro. Llevaba mi guitarra colgada al hombro mientras marcaba los dígitos del celular de Vale. Me llevé el celular a la oreja cuando oí su voz.
- nenito... ¿como estás? – me dijo con la voz somnolienta y supe que la había despertado.
- ¿te desperté? – le dije con voz penosa y sé que ella moría.
- Un poco...pero dejá. ¿todo bien?
- Si... ¡Ya estoy en el colegio, Vale! – grité eufóricamente.
- ¡ felicitaciones morocho! Espero que hoy vengas a casa ¿no? te espero con la merienda y así me contás... ¿dale?
- Dale. Te quiero Val.
- Yo también. Chau morocho. – y cortó el teléfono.
Pocos segundos después tocó el timbre. Era hora de entrar.
Caminé con paso acelerado, ansioso por ver el interior del edificio, y nervioso por saber que era lo que me deparaba allí. Ese colegio me daría un título, el título de músico oficial, y sabía que eso me cambiaría completamente la vida. Miré cada rincón del instituto. Las ventanas de madera, los cuadros a los costados de músicos admirables, las escaleras caracol que daban a unas grandes puertas. Los instrumentos a los costados de cada pasillo, y la gente que estaba en su interior. Saqué de mi bolsillo un pequeño papel con un mapa que señalaba mi nuevo salón. Caminé tal cual me lo dirigía ese papel, y por fin me encontré con mi nuevo salón.Y al entrar, me encontré más nervioso y empecé a creer que las manos me sudaban. Me revolví el pelo como acto reflejo y entré al salón donde no era el único. Las aulas estaban completas, cada persona con su cuaderno y un profesor hacia delante dando una clase de "Instrumentos de viento". Hacía decía el pizarrón que estaba por detrás. Los alumnos se giraron y miraron hacia donde estaba yo. Me sentí algo invadido ante la vistas de todos, pero supuse que era normal, era nuevo después de todo. El profesor giró su vista hacia mí al ver que todo su alumnado miraba a un punto fijo.
- buenos días... ¿como es tu nombre? – me preguntó con una sonrisa amable. El hombre me calló bien sólo con su voz. Llevaba unos vaqueros, una camisa y un pulóver. No tenía más de treinta años, supuse al observarlo con curiosidad.
- Pablo Martin Rodriguez... - dije mientras sostenía mi guitarra al hombro.
- Un gusto... puedes sentarte en la silla del fondo si quieres. – y ví hacia donde señalaba su dedo. Sin duda era el lugar perfecto.
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Utopias ©
FanfictionHay dos formas de ver la vida: Una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro.. "Albert Einstein"