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La noche es casi perfecta,
Disfrutaremos la vida los dos
Porque estamos buscando amor
Y él no espera.
Es la emoción más directa que hay
Mas no será infinita porque
Somos fuego en el fuego y ya...
Estamos quemándonos.







Y a los dos días Michi ya había salido del hospital. Recordé entre risas cuando ella pensaba salir sin la silla de ruedas "con la frente bien alta" – había dicho aquella vez- le dijo al médico. Y así fue. Salió del hospital como si tuviésemos a la mismísima estrella de Hollywood y eso a mi Bian le alegró el corazón.



Toda la semana estuvimos pendientes de la abuela, y Bian estaba enloquecida con su llegada a la casa de sus padres, la iba a visitar todos los días. Ella nunca tuvo una gran relación con su abuela, pero sin embargo el momento notoriamente la hizo reaccionar y querer pasar momentos con ella.



Una semana había pasado desde nuestro octavo mes de relación y ya habíamos arreglado que hoy, hoy era nuestro día.
Luego de darme un largo beso y agradecerme por estar con ella, se despidió para dejarme ir a la casa de Agustín. La realidad cruel, era que yo no sabía que hacer para nuestro octavo mes, las ideas se habían desvanecido y también mi cabeza. Había llamado a Agus la noche anterior para ir a su casa y así ayudarme, él tenía más experiencia con yo con las mujeres, era por eso que tenía a Candela su novia desde hacía un mes, su única mujer.




- dale hombre... vos sos más de esto que yo. ¿no podés tirarme algo? – protesté tomándome la cara con las manos con frustración. No era mi mejor día, claro estaba.

- ¿ que queres que te diga? Tenés todo servido en bandeja Paio... - contesto con una tranquilidad envidiable- anda a su casa... compartí cosas con ella, coman juntos, ámense... hagan el amor... - comentó. Y no pude evitar que mi cabeza se paralice. Me detuve a pensar por unos momentos, pero ese fue el momento fue en el que a Agustín le dio el hincapié para preguntarme- ¿no...? – pudo pronunciar ante mi cara.

- No. – dije con seguridad y con tristeza muy en el fondo. – no sé si Bian estará preparada para eso...

- ¡vamos! - dijo con obviedad - es una mina grande Paio... ¿acaso crees que es virgen? – y las charlas de mujeres con él eran sumamente ciertas.

- No... no lo creo. – y sabía que había una parte de su vida que en esos ocho meses no me lo había confirmado- tampoco le pregunté... - y me sentí el mejor complejo del tonto.

- Es el momento justo entonces. ¿cuánto más piensan esperar? – y se acercó un poco más a mí para que lo oyera con claridad- vos la amás... está clarísimo eso, son novios desde hace mucho, ella te quiere de igual manera a vos... tienen diecinueve años, son grandes para estas pavadas de adolescentes. ¿no te parece?

- Estoy de acuerdo. – hice un ruido con las manos y me volví hacia él- ¿como se lo digo?


- De la misma manera que le dijiste a Paula que querías hacer el amor con ella a los quince. –





No pude evitar recordar a Paula en ese momento. Su sonrisa y su cara de princesa, nuestros momentos juntos, su familia, la mía, nuestro ex amor. Ella había sido importante en mi vida, la única mujer que fue capaz de enamorarme hasta mi ser. Pero el engaño superó todo. Colmó mi paciencia y no se lo pude perdonar. Aún así, conciliamos ser amigos, porque eso era lo único que nos quedaba.





Salí de la casa de Agustín pensando en lo que habíamos hablado y claramente tenía razón. Esa noche le diría a Bianca lo que sentía sin preámbulos.





Utopias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora