Utopias ©

80.

  Y aquí me encontraba. La noche anterior le había mandado un mísero mensaje a mi mujer dándole las buenas noches, que esa noche no iría a casa.

"Amor... Valeria me invitó a quedarme esta noche a dormir en la casa. Necesitamos hablar, perdoname. Mañana nos vemos y te despierto con el desayuno. Te ama, Paio".

Y eso fui capaz de decirle en aquel mensaje en que las lágrimas salían una y otra vez sin parar de mis ojos. Lloraba de impotencia, de... dolor, del mismo dolor de saber si iba a vivir. Porque eso era lo que mata, no te mata la enfermedad, te mata no tener certezas de que vas a estar vivo para contarlo.
Me sentí atascado en una zanja. De esas zanjas que había evitado tanto tiempo, pero como dice un refrán... todo vuelve, por alguna causa. ¿Y cuál era esa causa? ¿Tan mal había hecho las cosas?
No, tampoco lo sabía.

Esa misma noche me acosté en la cama de Valeria, ella dormía a un costado, con miedo siquiera de tocarme. En medio de la madrugada, encendí la luz. Un mensaje de Bian me había despertado cuando el vibrador de mi celular me interrumpió en mi intento de dormir.

"Está bien, quedate tranquilo. Nos vemos mañana. Bian"

Y sí, sí me tranquilicé. Pero cuando iba a apagar la luz, vi a Valeria a un costado. Medio cuerpo salía de la cama mientras uno de sus brazos estaba apoyado en la mesa de luz para mantenerse el peso, y el otro... se acomodaba como podía en la almohada. La miré fijamente mientras la luz reflejaba su brilloso pelo amarillo. Aquel pelo que cuando era un nene, me había hecho enloquecer hasta perder la cabeza.
Pero sin embargo, aquella locura... aquel amor platónico, me permitió estar como estábamos ahora. Ella contándome cuán mal estaba yo, y yo, tratando de que se sintiera mejor.

La tomé de la cintura debajo de las sábanas y la empujé hacia mi pecho con fuerza. Eso la hizo despertar, ya que rápidamente entornó los ojos con molestia al notar el reflejo de la luz golpear ferozmente en su rostro. Se tapó al instante y cuando más o menos pudo recuperar su vista normal, me miró con sus ojos azules.

- ¿Pasa algo? – dijo y dio vuelta su cabeza que reposaba en mi brazo para observar con detenimiento, el reloj de la mesa.

- ¿Me tenés miedo? – le atasqué en ese momento. Ella enmudeció al instante, mordiéndose la lengua.

- No... yo no...

- Entonces, quedate conmigo. No te voy a hacer nada, no te voy a contagiar. – y me sentí mal al decir la última palabra, me sentí... infeccioso.

- Y aunque me contagiaras, estaría con vos.

Y ella dormió en mi pecho. Me perdoné una y mil veces por estar a su lado y no que estubiera Lali. Que ella reemplazara a Bian en esa situación. Pero mi mujer, no podía saberlo. No por ahora.

THE HEART IS A BLOOM
(El corazón es una flor)
SHOOTS UP THROUGH THE STONY GROUND
(Abriéndose con fuerza a través del suelo pedregoso)
THERES NO ROOM
(No hay sitio)
NO SPACE TO RENT IN THIS TOWN
(Ningún espacio que alquilar en esta ciudad)