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COME UP TO MEET YOU, TELL YOU I'M SORRY
(Vengo a reunirme contigo, a decirte que lo siento)
YOU DON'T KNOW HOW LOVELY YOU ARE
(Tú no sabes lo maravillosa que eres)
I HAD TO FIND YOU, TELL YOU I NEED YOU
(Tenía que encontrarte, decirte que te necesito)
AND TELL YOU I SET YOU APART
(Decirte que me separé de ti)
TELL ME YOUR SECRETS, AND NURSE ME YOUR QUESTIONS
(Dime tus secretos, y hazme preguntas)
OH LETS GO BACK TO THE START
(Volvamos al comienzo)













Y a la otra semana, mucho tiempo después que aquel día, una carta llegó a la casa. Era una carta proveniente de un abogado, y al instante supe que era lo que se venía. Y no tardé en verlo con mis propios ojos: un pedido de custodia. Y la realidad era que me sentí morir ¿Porque se empeñaba en seguir enojada? ¿Porque no podía aceptar un error y que estaba completamente e irrevocablemente arrepentido?
Mi error lo sabía. Y constantemente, ella se empeñaba en recordármelo con exactitud. Toda su actitud me pareció exagerada en un instante. ¿Es que acaso quería quitarme a mis hijos?
No estaba dispuesto a abandonarlos. No estaba dispuesto a que todo esto se terminara por un simple, tonto e irrelevante beso. Un beso que ni yo mismo había deseado.











Ese mismo día me encargué yo mismo de llamar al abogado de la familia. Mi madre estaba totalmente anonada de cómo se empezaron a dar las cosas entre nosotros. Y las dos semanas de distancia, sin verla y sin saber nos habían cambiado pero para mal.













Estaba resentida, y lo sabía con una exactitud precisa. Ella no quería perdonarme, pero eso no justificaba su actitud para alejarme de lo único que me daba ansias para seguir. Mis hijos eran la luz de mi alma, sin ellos, estaba desierto.












- ¿Estás seguro hijo? – dijo mi mamá con las manos en su pecho. – es tu mujer... es tu novia...



- ¿pensás que no lo sé? – dije casi a los gritos- es ella la que se empeña en destruirme ¿ Que más es lo que quiere? Yo mismo fui a pedirle disculpas... las hice con el corazón ¿es que no se dio cuenta?





- Ella está resentida hijo... no pretendas que una mujer engañada pueda perdonar tan fácilmente. –





- ¿Lo decís por papá? – y unos ojos apenados se reflejaron en su rostro. Me mordí la lengua. – perdón mamá no quise ...






- No lo hiciste. –comentó con la voz firme- yo no lo perdonaría a tu papá... pero él fue un mal tipo, él nos abandonó Paio... vos no, vos no la abandonaste. – y apaciguó mi enojo en tan solo en un instante- vos seguís firme... vos la amás, él no me amó a mí. Vos amás a tus hijos.







- ¿Y él no me amó como yo a mis hijos no? – dije con un dejo de sarcasmo, porque la respuesta la sabía más que nadie.




- Yo...




- No hay nada que decir. – la interrumpí- lo entiendo... por eso mismo no quiero ser como él, no quiero dejar a mis hijos.





- Y no lo harás. – me dijo mientras me tomaba en brazos.- no lo harás.












Y me acurruqué que en su pecho. Porque necesitaba volver a tener a mi mamá. Volver a apoyar mi cabeza en el hueco de su garganta y sentirme contenido. Protegido.













Utopias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora