25 de Julio fue la fecha exacta en la que tanto Bianca, mi hija y yo - Más yo que mis mujeres- en tomarnos unas buenas vacaciones. Ellas aceptaron gustosas, más al saber de que lugar se trataba: Bariloche. Nieve, frío, camperas polares, gorros de invierno, bufandas, guantes colmaron nuestro equipaje, y claro estaba de que Valentina quería ver por primera vez la nieve caer sobre las montañas. Ella deseaba conocerlas más allá que un simple folleto de turismo.
Diez de la mañana fue el momento en el que el avión empezó a despegar para dar por bienvenida a nuestro viaje familiar. Valentina estaba feliz desde el primer momento en el que decidimos tomar esta decisión y me alegró que ella lo aceptara de la misma que nosotros.
Bianca había aceptado en un principio cuando le nombré la idea ya que su jefa de diseños según ella "la volvía loca" con los bosquejos que le pedía para la nueva colección de Verano – ya que en Estados Unidos la colección de invierno ya había pasado-.
Finalmente luego de varias horas de viaje en el que el silencio reinaba por su ausencia - debido a Valentina que la asustaban los aviones- llegamos al aeropuerto.
Y fue ahí cuando nos dimos cuenta de la dimensión de lo que habíamos hecho. Era la primera vez que Bianca y yo viajábamos lejos de la familia, solos, pero esta vez con una nena a nuestro cargo.
Fuimos al hotel Sunset donde nos hospedamos para los tres días de nuestra estadía por las sierras. La belleza de ese lugar nos cautivó. La puerta de entrada era de madera roble, brillante que hacía que las luces que la iluminaba estrellaran contra la puerta dándole la luminosidad necesaria. Al entrar, nos encontramos con un gran living para todos los huéspedes: televisores, sillones, mesas ratonas, espejos grandes. Nos acercamos hacia la recepcionista con nuestros equipajes en mano para comenzar a ordenar nuestras pertenencias para el primer día de la estadía.
- buenas tardes... tenía una reserva al nombre de Pablo Rodriguez – dije con amabilidad a la recepcionista.
- Habitación cuatro del quinto piso. – nos dijo con una sonrisa.
No tardamos demasiado en encontrarnos frente a la habitación. Había reservado una habitación – lo cuál reflexioné mucho- para los tres. Y aunque nos quitaba intimidad a Bian y a mi, compartir una habitación con nuestra hija igual nos agradaba. Bianca se echó sobre la cama apenas entró retirando sus zapatos y colocándolos a un lado de la cama. Valentina no tardó en ir hacia el balcón donde se veía todo el paisaje helado de las montañas.
- ¿Estás contenta? – le dije a mi mujer mientras que me tiraba a su lado en la cama, reclamando un lugar el cuál no tardaría en darme.
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Utopias ©
FanfictionHay dos formas de ver la vida: Una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro.. "Albert Einstein"