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  Día nuevo. El sol abrillantaba nuestros cuerpos envueltos en sábanas. Era ya el cuarto día de nuestra estadía en el hotel de Sao Paolo, Brasil. Aquellos días se habían pasado con ligereza, días que se habían pasado como si los días fueran menos extensos. Aquellos días la habíamos pasado en la playa la mayor parte del tiempo. Era verano y el sol comenzaba a salir apenas a las seis de la mañana con el calor mañanero. Encendí la televisión para revisar la temperatura: nuevamente calor abrasador. Pero yo adoraba el calor, me daba vida... el frío era fresco y otoñal y me quitaba parte del tiempo para salir a pasear junto a mis hijos. Me quitaba momentos que quizás disfrutaría mejor con un verano y un paseo de vacaciones el que quería dar el próximo año.
Bianca abrió los ojos al sentir que alguien golpeaba la puerta. Me levanté a abrir la puerta: el desayuno había llegado. Agradecí el tener colocado el boxer y poder abrir la puerta lo más pronto posible.











- gracias. – contesté al recibir las dos bandejas con el desayuno perfectamente colocado sobre ésta. Jugo de naranja, tostadas, mermelada, agua, leche, sobresitos de café y té.








Ella se movió apenas con pereza y me sonrió al ver que volvía nuevamente a la cama.









- ¿Tenés sueño? – dije mientras la apoyaba sobre mi pecho para seguir un rato más acostados.



- No... - dijo dándome un beso suave en el pecho- ¿Llamamos a los chicos?




- Dale. – dije palmeándole la cola para luego sentarnos en la cama con el teléfono en manos.



















YOU KNOW YOU DRIVE ME UP THE WALL
(Tú sabes que me llevas a una pared del camino)
THE WAY YOU MAKE GOOD ON ALL THE NASTY TRICKS YOU PULL
(Haces bien todo esos sucios trucos)
SEEMS LIKE WE'RE MAKIN' UP MORE THAN WE'RE MAKIN' LOVE
(Parece que hacemos más de lo que hacemos el amor)
AND IT ALWAYS SEEMS YOU GOT SOMTHIN' ON YOUR MIND OTHER THAN ME
(Y siempre parece que tienes algo en mente además de mí)
GIRL, YOU GOT TO CHANGE YOUR CRAZY WAYS
(Nena, tienes que cambiar tus locas formas)
YOU HEAR ME
(Escúchame)













Bianca sonrió apenas Valentina contestó el teléfono. Rápidamente pusimos el teléfono en altavoz para oírla con más precisión.









- ¡Valentina! – gritó Bian cuando nuestra hija no nos contestaba.





- Mamá.... ¡Bautista me está sacando los juguetes del baúl! – protestó caprichosa con una voz que reflejaba un profundo abatimiento.





- Dale sus jueguetes, hija. – dije entre suspiros al oír sus gritos escandalozos.




- Ahí tenés Bautista, no me agarres mis cosas. – protestó del otro lado del teléfono.







Utopias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora