54.

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  Me quedé de boca abierta. No entendía, o no quería comprender lo que tenía enfrente. Valeria, mi mejor amiga traía en sus manos una ecografía en sus manos que demostraba a simple vista una pequeña bolsa que recubría a un ser nuevo en ella. Valeria sonreía con alegría mientras era abrazada por su compañero, el único que se había encargado de ella, y el único el cuál estaba completamente enamorado de mi mejor amiga.
Me acerqué aún atónito por la noticia, con los brazos abiertos y estrechándolos para que ella se hundiera en mi pecho como tantas veces ya lo había hecho. Miré a Gastón que nos miraba con alegría que a simple vista se notaba. Le sonreí mientras le susurraba un "felicitaciones" y luego de abrazar a los dos con simpleza, los invité a que entraran.









- ¿Cómo...? ¿Cómo se enteraron? – dije en la cocina mientras le preparaba a ella una chocolatada y a él un café.


- Porque Vale empezó a tener síntomas... - comenzó a decir Gastón mientras le acariciaba suavemente la panza a mi amiga.


- Mareos, vómitos, lo común... vos lo sabés mejor que nadie. – dijo una Valeria más contenta que nunca.


- ¿Y? - les animé a que continuaran.


- Y... fuimos hoy a ver al médico y nos enteramos de que estamos embarazados... - dijo ella mientras tomaba su taza de leche con una rapidez supernatural.


- Los felicito tanto... - dije al tocarle la panza a Vale con naturalidad. - ¿te acordás cuando éramos chicos y pensábamos que nos íbamos a casar? – dije cuando un dejo de recuerdos acudió a mi mente de manera sorprendente. Reí al recordarlo. –


- Éramos tan chiquitos... - añadió acariciándome la mejilla.


- ¿estábas enamorado de él? – dijo un Gastón con un toque de diversión. Reía abiertamentamente sin poder creerlo.


- Quién no estaba enamorado de mí. – y miré a los costados mientras reíamos.


- Pero yo fui tu primera novia ¿no? – comentó ella ignorando por completo los comentarios que su novio dejaba en su oreja.






Asentí al instante.





- ¿somos novios, no? - dijo un Pablo sin seguridad mientras veía a su tan reciente novia rubia frente a él. Su ex mejor amiga.


- ¿podés quedarte tranquilo? – preguntó una Valeria con desgano. Llevaba trencitas y estaba en cuarto grado.



- Nos van a descubrir. – dije mirando hacia los costados. Y sí, debajo de las escaleras del colegio era nuestro lugar.


- Quedate tranquilo. Nadie nos va a descubrir.




Me tomó de las mejillas y me besó con dulzor.









Hoy te busqué
En la rima que duerme
Con todas las palabras
Si algo callé
es porque
Entendí todo
Menos la distancia










Y en medio del desayuno mañanero. Valentina se despertó y apareció en la cocina refregándose los ojos con sus manitas. Sonreí con ternura mientras la aupaba y le pedía que saludara a sus tíos. Ella sonrió simplemente al ver a su tía y se abrazó a ella con pudor.







- ¡Tia! – dijo mi hija mientras era cargada por su tía a pesar de su grandeza.


- ¡Que grande estás! – dijo Valeria mirándome con ternura. No podía creer que ella fuera la encargada de arreglarme las mañanas.



Utopias ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora