Sam
Me sentía nervioso, estaba en el lugar que me había dicho Santiago. Faltaban diez minutos pero preferí llegar temprano.
Estaba vez si iba de chico, era necesario. Mi cabello estaba suelto, me llegaba un poco debajo del cuello; traía una camiseta azul marino manga ¾, un pantalón blanco algo roto y unos botines negros. Además de una chaqueta, y mis medicamentos.
-Hola.- saludo el chico a mi espalda, di un respingo y me levante como resorte.
-H-hola Santiago, ¿Cómo estas?.- pregunte con una sonrisa nerviosa, siendo formal muy de repente. Ni siquiera con los profesores soy así.
-Estoy bien, estoy bien.- dijo riendo, creo que me sonroje un poco; me sentía avergonzado.- solo no seas tan formal.
-Ah... eso, jejeje ni yo se porque soné tan formal.- dije riendo un poco. Los nervios me estaban atacando.
-Bueno, vamos tenemos que hablar.- me tomo de la mano y comenzamos a caminar, me sentía nervioso y no porque la gente nos mirara. Era porque me había tomado la mano tan repentino... ¿no esta enojado conmigo?
Llegamos a aquel lugar, una señorita nos atendió y nos llevo a una mesa que «por suerte» estaba de fondo. Él se sentó enfrente, dándole la espalda a la gente y yo a la pared.
-Aquí esta la carta, llamen cuando sepan que pedir bombones.- dijo la chica al irse, guiño un ojo y se fue.
Buenas tácticas, pero no son superiores a las que yo uso. Se debe ser discreta pero coqueta, tal vez con algo de timidez.
-Eh... Sam, deja de mirar a la mesera.- dijo Santiago llamando mi atención, creo que se molesto.- estamos aquí para hablar, no para coquetear.
-No quiero coquetear, solo analizo las tácticas que usa la chica para coquetear.- dije de manera obvia, ganándome una mirada confundida de su parte.- veras, en el café donde trabajo visto de chica y de chico, yo también coqueteo a veces pero lo utilizo como táctica y así vuelven. La gente no se lo toma enserio lo mío, aun así vuelven... aunque creo que es porque ahí usualmente estamos peleando. Ya sea yo con Derek, Damián y Mike, Damián y Ale, Lola con... todos.
-¿Te puedo preguntar algo?.- dijo mirándome a los ojos.
-¿Es el porque me travisto?.- pregunte, el asintió.- es porque me gusta, solamente eso. Se que soy chico, me siento a gusto como chico pero no se, simplemente me gusta a vestir de chica.
-Ya veo.- sonrió y volvió su vista a la carta. No entendí muy bien, tome mi carta y empecé a ver.- no te preocupes yo pago...
-Ah... que.- mire la carta y lo volví a ver.- ¿estas segura?, también traje dinero si quieres...
-Yo te invite, es justo que yo pague.- respondió con una sonrisa dulce.- pide lo que desees.
No pude evitar sonrójame, me cubrí la cara con la carta que ni siquiera note cuando la chica llego.
-¿Listos para ordenar?.- pregunto la chica, Santiago asintió.- ¿Qué es lo que van a pedir?
-Pues yo quisiera el pescado empanizado, con una ensalada.- dijo Santiago.- ¿y, tu?
-Ah... h-hamburguesa...- dije avergonzado, apenas se oyó lo que dije.
-Bien, en un momento regreso con su orden.- la chica se notaba más alegre, tanto que se fue dando saltitos.
Después de un rato volvió con la orden. Mientras comíamos empezamos a hablar de aquel asunto.
-Yo lo siento, no era mi intención hacer aquello. Es solo que andaba mal porque me había confesado a la persona que me gustaba y me había rechazado, pero siempre actuaba con celos cuando se trataba de mi y eso me molestaba mucho.- dije apenado, quería que la tierra me tragara. Quería llorar pero debía ser fuerte.
-¿Por qué me diste tu numero de celular cuando te lo pedí?.- pregunto con un tono triste.
-Eres amigo de esos chicos, así que pensé que no abría problema.- respondí simplemente, aunque Thomas se haya estado burlando.- el hermanito de Damián y el rubio bobo, yo los conozco y como ibas con ellos pensé que no habría problemas.
-¿Por qué decidiste ir a la feria?.- su voz se oía cada vez más apagada con cada pregunta, haciendo que me sintiera mal.
-No lo se, Damián me había advertido que no lo hiciera y que te dijera pero por alguna razón no le hice caso.- tome un poco de mi bebida para aclararme la garganta.- me arrepentí después, por no decirte la verdad... te estaba engañando y eso me hacía sentir mal... lo siento.
-Ya deja de disculparte tanto, cometiste un error. Todos lo hacemos.- tomo mi mano y la acaricio, sonriendo suavemente... ¿Por qué después de todo lo que te he contado sigues sonriendo?.- no estoy enojado, bueno un poco pero solo porque no me dijiste y me entere por otra persona.
-Pero...- sin darme cuenta había levantado la voz, y todos me voltearon a ver; sonreí nervioso y baje la voz.- si te lo iba a decir, no contaba con que irías el día que descanso... ni que Lola iba a decirlo todo.
-Ya, no te agobies, solo, hay que olvidarlo, ¿no?.- sonrió, arrastrándose hasta quedar sentado a mi lado.- ahora voy a hablar yo.
Lo mire extrañado, hice una seña para que continuara. Por alguna razón mi corazón se estaba acelerando, mis manos empezaban a sudar y los nervios incrementaban...
-Hablamos mucho por mensajes, ¿ahí fuiste sincero?.- asentí y el sonrió.- me gustaba cuando hablábamos por mensajes, me sentía a gusto, sentía que me acercaba a ti de a poco... aquella vez, el domingo cuando te vi de chico sentí algo; cuando me enteré que en realidad eras chico no me molesto en lo absoluto y ahora te tengo frente a mi... no se que me pasa, nunca me había sentido así antes pero te veo aquí enfrente y tengo tantas ganas de besarte...
No sabía que decir, estaba en shock. Mi rostro ardía, su sonrisa era coqueta pero con un tono dulce y sus ojos, su mirada era tan intensa que me dejaba sin nada que hacer más que mirarlos.
-Sam...- susurro, poniendo una mano en mi mejilla.- ¿puedo besarte?...
Cerré los ojos con fuerza y asentí.
-¿Sam?, ¿eres tu?.- pregunto una voz femenina a mi espalda--------------------------------------------
Harou nenes
¿Qué les pareció?
¿Quien es la tipa que llegó?
¿Sam algún día dejara su travestismo? Lo dudo pero meh...Me siento buaj, me dieron dolores raros, me hace daño salir de casa... Luego lo contare en Anécdotas raras lo que paso en mi fin de semana.
Nos vemos mañana en Inevitable Amarte, los hamo mucho, bae bae
Alez Feria
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Querido chico rubio
RomansaLos días de preparatoria eran normales para Thomas Wolves, hasta que un día en su casillero aparece una misteriosa carta de un desconocido que dice conocerlo de antes, y así cada mes recibe una carta sin llegarse a imaginar quien pueda ser, ya que e...