Capitulo 132

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Sam

Estaba con mis padres y la enana desayunando, ya estaba mejor pero mis padres querían que estuviera unos días porque me veían desanimado pero como no estarlo si Santiago no ha venido a verme en todo este tiempo y en verdad quiero hablar con él, quiero entender que rayos esta pasando con Paul y Santi.

—Sam, cariño ¿vas a trabajar hoy? —había preguntado mamá sonriendo, la mire asintiendo leve porque tenía comida en la boca — muy bien, tu padre te va a llevar, solo dile a que hora entras.

—Shi... yo de digo —respondí alegre... olvidando el pequeñisimo detalle que mi boca tenía comida, mamá me dio un zape. Reí un poco y al pasar mi comida pude continuar — papi, entro a las dos y media.

—Muy bien, ponte listo para esa hora —papá sonrió, riendo ligero y mirándonos, acaricio mi cabello y se levantó con su taza de café y se fue a la sala. Lo mire irse y volví la vista a mi comida, casi acababa al fin.

La pequeña Dayana había tomado un panquecito que había traído papá en la mañana, suspire aliviado al ver que tomaba el de plátano. Todos habían terminado de desayunar menos yo, negué y mientras que comía veía a mamá lavar los platos; me sentía cansado, apenas iban a ser las once de la mañana, Samuel y Camren ya estaban molestando, aunque solo escuchaba sus voces muy lejanas, no se entendía lo que decían y tampoco iba a intentar descifrarlo. Cerré los ojos un momento, ya no tenía hambre, no podía obligarme a seguir comiendo; aleje el plato, me acerque a mamá y bese su mejilla antes de irme a mi habitación.

—¿Estas bien Samy? —escuche preguntar a mi hermanita, la mire y le sonreí asintiendo pero no me creyó... ¿por qué es difícil creerme?, bueno si, entiendo pero...— no te creo nada, vamos...

—Estoy bien, sabes que eso no me gusta —apunte el plato haciendo una mueca, ella rio y mamá nos miro mal, ambos reímos. Abrace a la enana, sonriendo leve — solo estoy preocupado por Santi, hace mucho no lo veo y no responde mis llamadas y mensajes.

Susurre en su oído, ella miro su panquecito y asintió un poco. Revolví su cabello y seguí el camino a mi habitación, cuando llegue me aventé en la cama, envolviéndome en las mantas. Mi humor se iba a los suelos cuando recordaba a Santi y que me ignoraba olímpicamente y sin razón, confieso que al principio si me enojo lo de Santiago, pero después de analizarlo y reflexionar trate de entender los puntos de vista de parte de ambos, pero al parecer ahora Santiago no quería verme ni hablarme... hasta me ha colgado las llamadas y me ha dejado en visto.

Entiendo lo de Paul, era su primer amor y todos somos muy mensos e ilusos con el primer amor, comprendo que haya durado mucho con la ilusión de volverlo a ver y esas cosas por eso no me molesto tanto además que ese pelirrojo es muy lindo y amigable. En cambio Santiago... no sé, no entiendo mucho de porque lo ilusiono y le prometió algo, no sé si era real o solo lo hizo para no herirlo; si es lo primero me sentiría peor de lo que ya lo hago por meterme en su camino, pero si es lo segundo Santiago hizo mal en ilusionarle y mentirle... a veces es mejor decir la verdad y no mentir para que todo este bien.

Dormí hasta que mamá me despertó alrededor del medio día, con mucha pereza fui al baño directo a la ducha, me empece a sentir pesado... hasta que note que estaba bañándome con ropa. Tome aire y con aún más pereza de cuando me levante me empece a desvestir, y ahora si, después de varios minutos salí con una toalla en la cabeza y otra en mi cadera, y después de otros largos minutos me cambie y "arregle" el cabello ya que estaba bastante largo y no lo he cortado, como sea, el punto es que hoy sería yo mismo, no tenía ganas de nada tan elaborado, maquillarme y andar de lindo.

—Samy dice mamá que bajes a comer antes de irte a trabajar —escuche decir a Dayana detrás de la puerta, seguido de sus pasos yéndose. Me quede algunos segundos viendo la puerta por el espejo hasta que suspire y seguí en lo mío.

Querido chico rubioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora