Capitulo 129

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Paul

Hace días supe la verdad... Santi y Sam son pareja, por fin conocí a ese novio del que tanto nos presumía el trapito, supongo que era genial para él, pero... ¿por qué Sam?, ¿por qué él entre tantas personas?, se que nuestra "relación" (si es que así se le puede llamar) fue hace muchos años y su duración fue más corto que la relación de mi prima con el vago de la esquina y eso si que fue corto; quisiera saber como rayos se conocieron y enamoraron... él, él me prometió esperar, que algún día volveríamos a estar juntos y ser muy, muy felices... ahora veo que no es más que una torpe y muy tonta ilusión infantil.

—¿Qué pasa Paul?, ¿Por qué tan apachurrado? —preguntó Alondra abrazándome, arrastrando al pequeño Nick contra su voluntad o eso creo. El pequeño también me abrazo, sonriendo un poco — ¿acaso estas así porque sigues sin encontrar a tu chico?

—No, no... ya lo encontré, pero ya tiene pareja —respondí desanimado, suspire viendo a ambos, pero al detenerme en el pequeño y ver su expresión, denotaba culpa y tristeza — ¿qué pasa Nick?, ¿tu sabías que Santiago tenía pareja?, ¿por qué no dijiste nada entonces cuando hablamos?

—Él debía decirte, yo, yo no quería —decía apresurado con una expresión extraña, como de dolor o preocupación. Se levanto y nos miraba como si estuviera indignado — no es mi culpa que el huyera de ti, seguro eres igual de loco que ella.

—Entiendo, pero al menos... ¿qué? —exclame sorprendido, sintiendo una punzada en mi corazón. Eso no puede ser cierto, él, él... — ¿por qué huiría de mi?, e-estoy seguro que Santiago no haría eso.

—Yo que sé, solo te digo lo que mi Thomas me dijo —me respondió el enano cruzado de brazos, haciendo un puchero mientras nos observaba. Ahora si que no sabía que sentir, me sorprendía la actitud de Nick y me dolían sus palabras — si tanto te interesa preguntale tu mismo, yo no quiero estar en esta absurdo tema.

Salió del salón molesto o eso creo, para ambos fue inevitable ver como salía del salón... si que se podía poner salvaje el enano. Suspiré, voltee a ver a Alondra la cual se miraba pensativa y en un estado extraño de emoción.

—¿Quién es ese Thomas? —preguntó sonriendo, rodee los ojos exasperado. No quería soportar sus chillidos, hoy no — ¿por qué haces eso?, estas muy extraño esos días... anda, mejor dime...

—Si, si es el Thomas que conocemos Alondra. Este lugar es la cuna de las reuniones estúpidas —conteste con molestia, apretando mis puños. Tome aire y lo solté lento, no quería gritarle, a ella no — iré al baño, vuelvo luego.

Me fui después de decir eso, necesitaba relajarme para no desquitarme con alguien que no lo merezca. Casi no había gente en los pasillos, obviamente porque estaban cambiando las clases algunos, otros porque se las saltaron y los demás no es que me importen; en el camino iba pensando en lo que dijo Nick, ¿Por qué Santiago huía de mi?, ¿por qué no me decía la verdad? No costaba tanto y hubiera roto mi burbuja desde hace mucho, pero no, tenía que...

Justo cuando estaba por abrir la puerta el rey de Roma iba saliendo del baño, no había podido reaccionar pero él si porque alcance a ver una mueca que hizo, duro unos segundos, pero lo note... tal vez era una oportunidad para hablar, no desaprovecharé esto.

—Hey, Santiago ¿podemos... —todavía no terminaba de hablar y se alejaba sin si quiera mostrar interés. Lo miré incrédulo, apretando aún más mis puños ¿tan poco valgo para él?, no puedo creerlo — ¡poco hombre!

Grite con todas mis fuerzas, encerrándome en uno de los cubículos. No iba a llorar, sería demasiado tonto hacerlo por una idiotez así, tampoco iba a darle ese gusto. Solo estaba molesto, furioso... ¡AGH! quería golpear algo, golpear hasta cansarme o romper algo. Después de un tiempo indeterminado salí del baño, no estaba consciente del tiempo y tampoco me importaba; me fui al patio, ahí esperaría a que las clases acabaran y tuviera que volver a casa.

Querido chico rubioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora