Capítulo 4 – Aidan Sumer, 1.792 CIS (Calendario Solar Imperial) - 2 años después
—¿Qué edad tienes, Jyn? —preguntó el periodista.
—Ocho años, señor.
El público lanzó una sonora ovación al escuchar a la niña hablar por primera vez. Hasta entonces Lisa Lainard se había encargado de responder a las preguntas de la entrevista, toda sonrisas y encanto, tal y como siempre había hecho. Durante muchos años ella había sido el centro de atención. La cámara la amaba y ella, en el fondo, también. Con la aparición de la jovencísima bailarina, sin embargo, el foco de atención se había desviado. Ahora todos querían saber sobre la talentosa joven, querían escuchar su voz, saber qué tenía que decir, y tras muchos meses de espera, al fin había llegado el gran momento.
—Ocho años... —exclamó el periodista, con los ojos iluminados. Sin necesidad de números, sabía que gran parte de la audiencia tenía sintonizada su cadena—. ¡Que encantadora! ¿Sabes una cosa, Jyn? Lo que estás consiguiendo es increíble. Hasta ahora la danza clásica había sido un espectáculo seguido por un grupo muy reducido de gente. Se podría decir que siempre ha sido un deporte minoritario... de hecho, creo que a parte del nombre de tu directora, no conozco a ninguna otra bailarina de ballet. Sin embargo, tú has logrado cambiarlo. Toda Albia tiene los ojos fijos en ti: te sigue y te busca por las redes... las niñas quieren ser como tú y los niños suspiran por ti. Incluso los adultos. Has revolucionado el mundo con tu talento y tu personalidad. ¿Eres consciente de ello?
La mirada del periodista se clavó de tal forma en los ojos oscuros de la niña que logró sonrojarla, probablemente incómoda. Aún era demasiado joven para aquel tipo de espectáculos, y muestra de ello era que no sabía reaccionar. Jyn Corven era una niña tímida, alguien a quien habían enseñado a estar en un segundo plano y tanta atención la tenía desconcertada.
—Bueno... —respondió ella.
—Por el Sol Invicto, que tiene solo ocho años... —murmuré, incapaz de reprimirme.
Y aunque debería haber apagado la televisión, no lo hice. Tampoco cambié de canal ni bajé el volumen. No quería escuchar la entrevista. La niña se sentía incómoda, pero ni el entrevistador ni Lainard estaban dispuestos a perder aquella gran ocasión. No cuando había tanto dinero en juego.
—¡Esto es repugnante! ¿¡Es que no lo estás viendo!? —le grité a la pantalla—. ¡Sácala de ahí, maldita bruja! ¡Sácala, o...!
El sonido de unos nudillos al golpear la puerta de mi habitación me interrumpió. Volví la mirada atrás, a la puerta, y me tome unos segundos para reaccionar. Era bastante tarde y no esperaba visita...
Pero volvieron a llamar.
Furioso, lancé el mando de la televisión contra la pared y me levanté para abrir, dispuesto a recibir a gritos al recién llegado. No obstante, me bastó con ver su cara para que el enfado se disipase.
—¿Tú por aquí?
Como de costumbre, al otro lado del umbral se encontraba Lyenor Cross, mi Optio. A mi puerta solían llamar muchas veces, sobre todo de noche, pero siempre acostumbraban a ser las mismas personas. O eran mis chicos, con mis dos hijos a la cabeza, o era ella, no habían más opciones.
—Siento molestarte a estas horas, Aidan, pero...
—¿Qué pasa?
Los ojos castaños de Lyenor Cross se desviaron hacia el interior de la habitación, tal y como siempre hacían cuando tenía que comunicarme algo importante. Consciente de ello, me asomé al pasillo para asegurarme que nadie nos viese y la invité a pasar. Para no variar mi habitación estaba desordenada, pero mi Optio estaba tan acostumbrada a ello que ni tan siquiera reparó en ello. Sencillamente cruzó la sala de piedra y se detuvo frente a la televisión, a la que le dedicó tan solo unos segundos antes de recoger el mando del suelo para apagarla.
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Hijos de la Noche
FantasyEl Imperio de Albia, la mayor potencia militar y económica, ha dominado gran parte de este mundo sin rival durante casi 2.000 años, pero ahora nuevos enemigos aparecen para desafiar su supremacía... tanto desde el exterior de sus fronteras como desd...