Capítulo 15

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Capítulo 15 – Damiel Sumer, 1.800 CIS (Calendario Solar Imperial) – 6 años después




Por muy rápido que corriese, aquella mujer sabía que no podía escapar. Desde el momento en el que se había convertido en nuestro blanco su destino había quedado marcado y no íbamos a fallar.

—Que no escape —ordené a mi joven compañero y aprendiz.

Nola Radón no era el primer objetivo al que nos había tocado eliminar en los últimos seis años. Desde que nos uniésemos a la Liga Áurea del príncipe Lucian Auren, no habíamos tenido apenas tiempo para respirar. Obsesionado con eliminar a los enemigos de Albia, nuestra Unidad y otras pocas elegidas a dedo habíamos ido viajando a lo largo de todo el continente, atravesando cuanta frontera fuera necesaria, para acabar con todos aquellos que el príncipe había considerado adversarios potencialmente peligrosos. Y habían sido muchos a los que habíamos dado caza. Muchísimos más de los que hubiese imaginado al inicio de aquella operación, pero como bien decía Lucian, el esfuerzo valía la pena. Cuantos más nombres de la lista áurea quedasen tachados, más seguros y felices vivirían los albianos, libres de su inminente amenaza.

Los últimos seis años no fueron fáciles. Después de la muerte de Mia y la partida de Davin, que decidió romper la tradición familiar y unirse a la Valens como Optio, todos habíamos creído que nada peor podía sucederle a la unidad. Lamentablemente, el destino tenía guardado otro revés más, y este vino dado directamente de la mano del propio príncipe al designar a Lyenor Cross como Centurión de otra Unidad. Por un lado, la partida de Lyenor nos hizo muy felices. El ascenso más que merecido para nuestra querida Optio venía en un momento poco oportuno, pero era el pago justo para una magnífica carrera de alguien a quien había llegado a querer mucho.

Pero aunque por un lado la decisión nos alegrase, he de admitir que por el otro se convirtió en un fuerte golpe del que tardamos bastante en recuperarnos. Sin un segundo al mando fuerte, la selección de un nuevo Optio se convirtió en una ardua tarea para mi padre, y es que, aunque la lógica decía que debería haber asumido aquel papel Olic Torrequemada, el más veterano, lo cierto es que él rechazó dicho puesto tal y como había hecho anteriormente en otras dos unidades. Olic no quería responsabilidades ni personas a su cargo, sencillamente quería hacer su trabajo, quería ayudar a Albia, y quería hacerlo en solitario, sin ataduras. Aquella decisión, por supuesto, no nos tomó por sorpresa a ninguno, pues desde el principio todos habíamos sabido de la naturaleza errática del Pretor, pero sí que puso a mi padre en una situación complicada, y es que, quedando tan solo Lansel y yo, la decisión no era fácil. Ambos éramos muy jóvenes, apenas novatos, un tanto descerebrados e inexpertos... una combinación explosiva a la que si se le unía la mezcla de emociones de los últimos tiempos nos convertía en agentes peligrosos que necesitaban tiempo para serenarse. Por desgracia precisamente era tiempo lo que no teníamos, por lo que mi padre tomó la decisión de confiar en Lansel.

Y mi buen amigo fue nuestro Optio... durante dos meses. Después, dándose por vencido al chocar continuamente con mi padre, que por cierto, no estaba en su mejor momento, decidió cederme el puesto a mí, y yo lo acepté, por supuesto. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Los primeros meses fueron complicados, pero con el paso del tiempo logré asentarme en el puesto, y ahora, con veintitrés años y siendo el segundo al mando de una de las mejores Unidades de la Casa de la Noche, era feliz. O al menos lo era durante los pocos minutos de descanso que tenía para poder descansar. Últimamente estaba tan ocupado que cuando lograba pensar en el tiempo que había pasado sin ver a mi hermano, seis años ya, no podía evitar sentir que la vida se me escapaba entre los dedos...

Hijos de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora