Capítulo 41

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Capítulo 41 – Aidan Sumer, 1.811 CIS (Calendario Solar Imperial)




Habían pasado muchas cosas durante aquellos once años. Tantas que resultaba complicado no olvidarse de alguna. Aquella había sido una época de transición; unos años en los que había vivido muchas nuevas experiencias, pero de las que apenas albergaba recuerdos. Había recorrido mucho mundo, conocido nuevas personas, ampliado la familia e incluso mejorado notablemente mi posición dentro de la Liga Áurea. Había hecho tantas cosas que ahora que vivíamos malos tiempos no podía evitar preguntarme si no habría preferido estancarme en aquella bonita etapa.

Después de la escalofriante muerte de los Corven, me trasladé a Hésperos para liderar los interrogatorios a Gregor Waissled. El ayudante del "Fénix" se había convertido en la mejor baza que teníamos para seguir su rastro. Conocía al enemigo, su comportamiento y los recursos que poseía. Sus aliados, sus enemigos, sus inquietudes, sus deseos... Gregor lo sabía absolutamente todo, y yo quería esa información. La quería con toda mi alma, y más después de saber lo que le había hecho a los padres adoptivos de mi hija. Se podría decir que aquel último asesinato fue el punto de inflexión...

Lamentablemente, también sería mi condena. La supervivencia y la identidad de Jyn salió a la luz, y furioso por habérselo ocultado, Lucian Auren me castigó. Me castigó arrebatándome la posibilidad de interrogar a Gregor Waissled, apartándome del caso durante meses e impidiendo que durante los siguientes años pudiese regresar a Hésperos.

Aquello fue duro. Muchos eran lo que creían que el castigo había sido excesivo, y en cierto modo no se equivocaban. Cuando se sentía traicionado, el príncipe podía llegar a ser realmente estricto. No obstante, lo que aquellos no sabían era que, si bien habíamos sido apartados de la caza del "Fénix", en todo momento habíamos estado al corriente de todo lo que sucedía al respecto. La información nos era trasladada a través de vías "secundarias", y cuando salía a la luz un nombre o una dirección, casualmente nuestra Unidad era enviada a la zona en busca de algún nuevo "enemigo de Albia". ¿Casualidad? No, desde luego que no. Lucian Auren era un hombre estricto, sin duda, pero no era cruel. En el fondo de su alma entendía las motivaciones por las cuales me había comportado de aquel modo, y aunque cara al exterior nunca había podido mostrar comprensión, nos la había hecho sentir a través de aquellos actos. Así pues, habían sido años duros, sí, pero podrían haber sido peor.

Tardamos casi un año en aceptar que habíamos perdido la pista al "Fénix". Después de su último gran golpe, nuestro enemigo se esfumó. Jyn aseguraba poder sentir su aliento en la nuca constantemente, que lo veía entre el gentío, vigilándola... persiguiéndola, pero no era cierto. El miedo se había apoderado de ella, y de hecho no la abandonó durante muchos años. Por suerte, al final todas las heridas van sanando, y si bien aquella nunca se cerraría del todo, sí mejoraría lo suficiente como para poder pasar página.

Como decía, pasamos los primeros años persiguiendo enemigos del Imperio por todo el continente. Aquellas misiones nos permitieron conocer nuevas ciudades y hacer nuevos aliados; adentrarnos más en las profundidades de Aeron y disfrutar de los misterios que guardaba en su corazón. Hice nuevas amistades, amplié mi red de contactos y, cuando llegó el momento oportuno, regresé a Albia con un equipo adulto y con todos los nombres de la lista tachados.

Absolutamente todos.

Fue entonces cuando, profundamente satisfecho por nuestro buen trabajo, Lucian nos levantó el castigo y pudimos volver a Hésperos, donde no solo el éxito nos aguardaba, sino también los brazos abiertos de una Lyenor a la que, de una vez por todas, pedí que se casara conmigo.

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