Capítulo 66

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Capítulo 66 – Albia, 1.812 CIS (Calendario Solar Imperial)




Aidan Sumer – Salón del Cónclave de la Noche




—Hasta el nombramiento de un nuevo Emperador, el Senado va a tomar el control de Albia. No ha sido una decisión fácil, como ya sabéis el Partido Tradicionalista apoya la teoría de muchos ciudadanos aún leales a Lucian Auren de que esta guerra ha sido la consecuencia de las pretensiones del Senado de apoderarse del trono de Albia, pero tras la desaparición de Galedur Morven, el más radical de todos los senadores, se ha llegado a un consenso. Hasta el nombramiento Daviane Cromwell será la cara visible del Imperio. —El Centurión guardó unos segundos de silencio—. Van a ser tiempos difíciles, no quiero engañaros. Muchos de los hermanos de la Noche se han posicionado abiertamente del lado de Lucian Auren, lo que a ojos de los auténticos vencedores nos convierte en poco más que traidores; agentes en los que ya no se puede confiar. Quizás sea pronto para decirlo, pero el instinto me dice que la Casa de la Noche y la Casa del Invierno, las más afines al antiguo Emperador, van a convertirse en el centro de muchas críticas... en la diana a la que todos van a disparar. ¿Significa eso que debemos rendirnos? En absoluto: la Casa de la Noche ha servido, sirve y servirá hasta el final de sus días a Albia, y nos guste o no, Albia ahora es el Senado, y más en concreto, Daviane Cromwell...

Palabras. Solo eran palabras. La Sala del Cónclave de la Noche volvía a estar llena de Centuriones, muchos de ellos Optios recientemente ascendidos, que no paraban de hablar. Heretius Malvas, el mayor y más experimentado de los Pretores que quedábamos de la vieja escuela, trataba de mantener la paz, arrastrando con palabras serenas y apaciguadoras un discurso que nadie quería escuchar. El futuro de Albia seguía en el aire, y a no ser que las cosas cambiasen radicalmente, seguiría así durante semanas, hasta que lográsemos organizarnos. El destino de la Casa de la Noche, sin embargo, era totalmente diferente.

Habíamos jugado un papel complicado en la guerra. Pretores como yo, que nos hubiésemos posicionado desde un inicio del lado de Doric, había muy, muy pocos. La cercanía de Lucian Auren a la Casa de la Noche no era un secreto, ni tampoco el que sus miembros hubiesen luchado en su nombre hasta el último momento. Finalizada la guerra habían cambiado las cosas, por supuesto. De momento eran más de una veintena los Pretores de la Noche los que habían jurado lealtad al nuevo gobierno, excusándose con que habían estado cumpliendo con su deber. Se habían mostrado arrepentidos, comprometidos con la causa y sobre todo dóciles, lo que les había permitido recuperar su posición. No sin vigilancia, claro. Así pues, muchos eran los que habían vuelto con la cabeza gacha... y habría más. Por el momento la mayoría estaba aún dispersa, perdida en los miles de pequeños enfrentamientos que sacudían la pacificación del país, pero era cuestión de tiempo que mis hermanos regresasen al redil en busca de una sombra bajo la cual cobijarse.

Pero aunque hubiese quienes se arrepintiesen y regresasen, la mancha que habían dejado nuestros actos tardaría en desaparecer. A ojos de Albia nosotros habíamos formado la escolta de Lucian, lo habíamos protegido hasta el final, y el precio de nuestra lealtad iba a ser muy alto.

—Hace tiempo que se oyen rumores de una nueva organización —comentó otro de los centuriones, un hombre cuya voz no conocía—, algo llamado el Nuevo Imperio. Antes de abandonar el Palacio Senatorial, dicen que el Senador Galedur Morven aseguró que el Nuevo Imperio abriría los ojos a Albia... que la rescataría de las garras de los falsos salvadores. ¿Qué sabemos al respecto, Centurión?

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