Capítulo 45

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Feliz año a todos :)




Capítulo 45 – La Reina de la Noche, 1.811 CIS (Calendario Solar Imperial)




Además de unos idiotas, Vince y Candis Celler eran unos ladrones. Nacidos en Lamelliard, los ahora presidente y vicepresidente de la Farmacéutica Celler eran de aquel tipo de personas por las que no me costaba en absoluto sentir desprecio. Piratas de poca monta en sus tiempos de juventud, los hermanos Celler ahora eran dos de los más grandes empresarios de la ciudad gracias a su negocio ilícito de venta de fármacos. Dos décadas atrás habían tenido problemas con la justicia al diseñar y producir unas pastillas inhibidoras de crecimiento con la que muchos deportistas de élite y artistas habían sufrido graves trastornos. Ahora, dos décadas después, ya libres tras un brevísimo paso de dos años por la cárcel, habían regresar de su lejano Lamelliard con las bodegas de su nave llenas de sustancias por las que centenares de personas ansiaban apostar en la subasta que en apenas unos minutos estaba a punto de empezar.

El hotel estaba lleno de idiotas. Idiotas aquellos que colaboraban con los Celler, inundando nuestras calles de basura de laboratorio con la que jóvenes como yo podríamos acabar arruinando nuestras vidas; e idiotas aquellos que se disponían a comprarlas. Idiotas los que únicamente asistían a la subasta para aparentar, e idiotas los que habían permitido que se celebrase. Toda Hésperos conocía a aquellos cerdos, ¿cómo era posible, entonces, que el dueño del hotel hubiese fingido no reconocerlos? Si lo que habían pretendido era engañarme habían jugado sus cartas muy, muy mal. Tenían suerte de que no me hubiesen dado permiso para ello, de lo contrario sus gargantas ya habrían probado el metal de mi cuchillo.

Pero tranquilos, amigos míos... tarde o temprano llegaría su momento. Hésperos necesitaba un profundo lavado de cara, y ahora que al fin me había ganado el derecho de ejercer como agente individual, lo iba a hacer...

E iba a empezar aquella noche por los hermanos Celler.




El fogonazo del primer relámpago de la noche marcó el inicio de la operación. Encaramada en lo alto de la barandilla de seguridad de la azotea del hotel "Emperatriz Albia", aguardaba a que el Sol Invicto me mandase una señal para saber cuándo debía empezar, y no había ninguna mejor que aquella. Cerré los ojos, me llené los pulmones de aire y, volviendo a abrirlos, me descolgué por la fachada del muro hasta alcanzar la terraza del piso inferior. Subí de nuevo a la baranda de seguridad, me asomé para calcular la altura y me dejé caer una segunda vez, alcanzando así el balcón que daba a la habitación reservada por los hermanos Celler. Una vez en este, me agaché en la penumbra de la noche y me abrigué con el velo de la oscuridad. Más allá de la cristalera y de las cortinas, cinco guardias armados custodiaban la caja fuerte donde los piratas habían guardado la fórmula alquímica que aquella misma noche venderían por un dineral.

Pobres ilusos. Si realmente creían que Albia les iba a permitir hacer negocios fraudulentos en su ciudad era que no tenían ni idea del suelo que pisaban. El Imperio no pasaba por sus mejores momentos, sí, pero mientras quedase en pie al menos uno de los nuestros, la justicia aún imperaría en sus calles.

Me incorporé y eché un rápido vistazo más allá de la barandilla a la calle. El suelo se encontraba muy lejos... muy, muy lejos. Claro, cuarenta plantas de altura era algo a tener en cuenta, ¿no? Por suerte, había mirado después de saltar. De haberlo hecho antes...

Hijos de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora