Capítulo 70

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Capítulo 70 – Aidan Sumer, 1.817 CIS (Calendario Solar Imperial)




—Majestad, deberíamos actuar antes de que sea demasiado tarde. Sé que no es lo adecuado, y menos después de lo que ha costado conseguir la paz, pero todos sabemos que si lo dejamos en sus manos la perderemos una vez más, y bastante complicado ha sido ya conseguir su rastro como para desperdiciar esta oportunidad.

Una vez más Katrina Aesling tenía razón. Era un movimiento arriesgado, desde luego, pero dadas las circunstancias teníamos que intentarlo. Mi Prefecta lo sabía, yo lo sabía y, en el fondo, todos los allí presentes lo sabían. Era nuestra ocasión de oro para dar un golpe maestro al "Nuevo Imperio".

—Es una gran oportunidad, sí —admitió Veleth Randor, ex-capitán de la primera Legión y miembro del Alto Mando desde hacía ya cinco años—. ¿Pero a qué precio? En caso de que nos descubriesen podrían ser mal interpretadas nuestras intenciones, Majestad. De hecho, podríamos causar un problema diplomático si no lo gestionamos bien. Debemos ser prudentes... debemos ser cautelosos. —El militar negó con la cabeza—. Es un tema demasiado delicado como para tratarlo con tanta vehemencia.

—¿Vehemencia? —sorprendida ante el término, Katrina parpadeó con incredulidad—. ¡Vehemencia sería haberles informado después de atacar! No, capitán, esto no es vehemencia, esto es justicia. Esa mujer se nos escapó una vez: no pienso permitir que vuelva a hacerlo.

—Nadie quiere que vuelva a escapar —admitió el capitán Trammel, conciliador—, pero debemos ser precavidos, Prefecta. Las relaciones con Talos pasan por un buen momento; sería un error actuar en su territorio sin antes consultárselo.

Trammel tenía razón. Su lógica era aplastante, eso era innegable, pero vivíamos una situación excepcional y, por lo tanto, nuestros actos debían ir en consecuencia.

—Talos no va a permitir que actuemos en su país —intervine, mostrando abiertamente mi posición al respecto—. Lo harán ellos con el resultado que ya todos conocemos. Sus tropas están muy bien equipadas, no lo pongo en duda, pero mi nieta de tres meses es más sutil que ellos. No nos engañemos, si lo dejamos en sus manos Nora volverá a escapar y todos los esfuerzos de la Unidad Cross no habrán servido para absolutamente nada. Majestad... —Desvié la mirada hacia el Emperador, el cual me miraba con interés desde el final de la mesa, y fijé los ojos en él—, creo que es el momento de demostrar a la Casa de la Noche que Albia sigue confiando en ella. Permita a una de nuestras Unidades que se encargue de esta operación y nada ni nadie tendrá que saber jamás que Nora Crassian se ocultaba en Talos.

No le estaba poniendo las cosas fáciles al Emperador Kare Vespasian. Ni yo ni ninguno de los agentes allí reunidos. Aquella misma mañana Lyenor Cross me había informado sobre el sorprendente hallazgo de Juno Calvin, una de sus Pretores, y yo había hecho lo oportuno con mi Prefecta. Una hora después, ya todo el Alto Mando se encontraba en la Sala Lunar, discutiendo sobre una operación cuyo éxito dependería de la decisión que tomase nuestro inexperto nuevo Emperador.

Me gustaba Kare Vespasian, no voy a mentir. Aunque aún llevaba demasiado poco tiempo como para poder considerarle un buen líder, su llegada había dado una estabilidad a Albia por la que muchos llevábamos décadas luchando. Kare era un hombre justo y férreo en sus decisiones cuya participación en la guerra había puesto en manifiesto que, a pesar de haber formado parte de la flota aérea en su juventud, no temía verter su propia sangre por su país. En general era un hombre que caía bastante bien entre el pueblo, y no solo por su apellido. El ser el hijo de Marcus Vespasian y el primo de Doric Auren había ayudado. También el haberse casado con una de las heroínas del momento, la Pretor Vanya Noctis, pero lo que realmente había marcado la diferencia habían sido todas y cada una de las decisiones que tanto habían hecho cambiar nuestro país a lo largo de aquel lustro. El retorno de la iglesia Solar, el tratado de paz con Talos, la fundación de la Marca Dynnar, la guerra contra Freyvarg en Throndall, el retorno de la Casa de las Tormentas, la creación de las Fortalezas Solares... en muy poco tiempo Kare Vespasian había hecho grandes y valientes cambios en un país en el que la tradición había marcado su curso durante muchos siglos, y eso era algo que nadie podía pasar por alto.

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