Hijos de la Noche

Capítulo 62

Capítulo 62 – La Reina de la Noche, 1.812 CIS (Calendario Solar Imperial)

El "Fénix" y Alice Fhailen se habían instalado hacía ya ocho meses en la azotea de una de las torres del corazón de Solaris. Se trataba de un edificio antiguo y en reformas desde hacía dos años en el que el cambio de contrato de la constructora había provocado un parón en las obras desde hacía un tiempo. A simple vista parecía un lugar abandonado, con la puerta principal siempre abierta y el suelo lleno de cristales. Su interior, sin embargo, no estaba tan mal. El esqueleto del edificio se mantenía en perfecto estado, y aunque las dos primeras plantas estaban en pleno proceso de restauración, el resto estaban tal y como las habían dejado, con las paredes sucias y llenas de humedades, el suelo ahora cubierto de polvo y las escaleras sumidas en la más absoluta oscuridad.

Pero poco parecía importarle al "Fénix" y su acompañante cómo estuviesen el resto de plantas. Habían hecho del ático un lugar en el que vivir, una fortaleza en la cual esconderse del mundo, y para ellos había sido más que suficiente.

O al menos lo había sido hasta ahora. Tras tres jornadas de intensa búsqueda, habíamos logrado dar con ellos. Primero habíamos localizado el lugar, basándonos en la descripción de Jyn, y después había sido cuestión de esperar a que diesen la cara. Nuestros objetivos no salían demasiado de su escondite, y cuando lo hacían era a través de una discreta puerta trasera. Una forma muy diferente de vida a la que Davin había esperado encontrar pero que encajaba a la perfección con lo que realmente eran: ratas viviendo como ratas. Obvio, ¿no?

La primera vez que los vimos salir fue para ir a un establecimiento a hacer una compra basada en latas y alimentos en conserva. Al vivir sin energía, todo hacía apuntar a que no disponían de ningún tipo de electrodoméstico tipo frigorífico en el que mantener la comida. Sorprendente, desde luego. No obstante, al parecer se apañaban bien. Nadie sabía demasiado sobre ellos, pero dado que no eran problemáticos, los vecinos no se habían quejado ni los habían denunciado a la policía. Teniendo en cuenta el entorno del que estaban rodeados, era lógico. En aquella zona todo el mundo tenía algo que esconder, así que, cuanto más desapercibidos pasaran todos, mejor.

Pero por muy desapercibidos que hubiesen querido pasar, no habían podido escapar de nosotros. Después de años de búsqueda los habíamos encontrado y no íbamos a dejarlos escapar.

Esto era el inicio de la cuenta atrás.

Inquieta ante el descubrimiento, aquella noche insistí a Davin para que actuásemos. Hacía tan solo tres horas que había visto al "Fénix" salir y entrar del edificio, y ansiaba poder acabar con él cuanto antes. Mi primo, sin embargo, tenía otra opinión. Quería caer sobre el "Fénix", por supuesto, según decía era el que más ganas tenía de todos de matarlo, pero consideraba necesario que fuésemos precavidos. El "Fénix" había demostrado ya en muchas ocasiones ser un hombre muy astuto y no quería errores.

—No podemos perder la oportunidad —me dijo mientras cenábamos en un bonito restaurante del paseo marítimo—. Ese tipo es más listo de lo que parece, lo sabes. Además, no sabemos si ese dominio sobre los sueños es la única capacidad sobrenatural que tiene. Debemos ser precavidos, Diana. Antes de atacar, necesitamos diseñar un plan.

—Sí, tenemos que ir con cuidado, pero tampoco exageremos, primo —respondí yo, incapaz de comprender tanto interés en dejar la operación para el siguiente día como pronto—. ¡Podemos de sobras con él! Somos dos Pretores, ¿recuerdas? Si quisiera, podría con él y su novia sola.

—Probablemente —admitió Davin—. Pero quiero asegurarme.

¿Qué puedo decir a mi favor? La juventud a veces nos lleva a cometer errores. La juventud nos hace ser irreflexivos... la juventud, en definitiva. Podría excusarme en ella, decir que en aquel entonces no tenía ni veinte años y que me faltaba mucho por vivir.