Capítulo 85

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Capítulo 85 – Aidan Sumer, 1.818 CIS (Calendario Solar Imperial)




Sentía que la cabeza me iba a explotar. El corazón me latía acelerado en el pecho mientras que mi mente me mostraba una y mil veces decenas de imágenes de ella. De cuando era una niña y me sonreía con timidez, del modo en el su rostro se iluminaba cuando sus primos la iban a ver, de la expresión de desesperación de la que se teñían sus ojos cada vez que Diana partía en una misión...

De la tristeza total y absoluta con la que miró a su madre antes de soltar su mano para siempre.

Noah era pura inocencia y bondad; el lado luminoso de la vida. La pequeña de los Valens había heredado lo mejor de sus padres, la sabiduría de ella y la determinación de él, lo que mezclado con su propia personalidad la había convertido en una de las mejores personas que conocía. Reservada y a veces incluso un tanto tímida, sí, pero tan dulce que el mero hecho de pensar que probablemente no fuese a sobrevivir a aquella noche me rompía el corazón.

La espera me estaba volviendo loco. De pie frente a la puerta tras la cual se hallaba en aquellos precisos momentos, en manos de los cirujanos, los segundos se me hacían eternos. Había quien canalizaba su nerviosismo recorriendo el pasadizo de arriba abajo, tal y como hacía Gherys Dern sin parar, pero yo era incapaz. Clavado en el suelo cual estatua, no podía apartar la mirada de la puerta. No mientras pudiese percibir el débil latido de su Magna Lux. La pequeña de la familia seguía ahí, luchando contra la muerte, y no estaba dispuesta a abandonarla.

No después de haberle arrebatado a su madre y haberme enfrentado a su padre.

No después de haber perdido a Davin...

No podría soportar una muerte más.

Diana andaba por los alrededores. En lugar de esperar frente a la puerta tal y como hacíamos nosotros ella estaba registrando las entradas al Palacio Imperial, intentando comprender qué había sucedido. Según los informes que había podido leer al respecto, alguien había logrado acceder a la habitación de Noah y la estaba esperando. A partir de ahí, se había iniciado una brutal pelea en la que el resultado había sido nefasto para el agresor, al cual intentaban identificar a través del fragmento de Magna Lux que había dejado, y muy negativo para mi sobrina. Una hora o dos después del desenlace, para cuando Noah ya estaba prácticamente desangrada, Gherys la había encontrado al no recibir respuesta a sus llamadas. Una vez localizada, todos nos habíamos puesto en movimiento. Noah había sido ingresada de urgencia en el hospital mientras que el fragmento era enviado a los laboratorios para su identificación. Poco después, tras ser avisados por el joven Pretor, Lyenor y yo habíamos acudido al hospital, sin poder creer lo que acabábamos de escuchar.

Y allí seguía.




Un par de minutos después de las ocho de la mañana una pareja de Pretores de la Corona entraron en el pasadizo con los rostros cubiertos por los yelmos. A sus espaldas las capas púrpuras ondeaban al ritmo de su marcha, rápida y segura. Sorprendido ante su repentina llegada, Gherys acudió a mi encuentro frente a la puerta, donde ambos aguardamos pacientemente a que, poco después, tres personas más entraran en el pasadizo. Cerrando la marcha había dos Pretores de la Corona más, tan silenciosos y honorables como de costumbre, y en mitad de los cuatro, con la larga cabellera rubia cayendo en cascada sobre la espalda de su uniforme negro y azul, estaba la Emperatriz.

Gherys y yo nos apresuramos a agachar la cabeza en un gesto respetuoso al verla aparecer. Su Majestad se detuvo por un instante al vernos, sorprendida ante nuestra presencia, y siguió hasta alcanzarnos. Una vez frente a nosotros, con los cuatro Pretores de la Corona ya situados a nuestro alrededor, la Emperatriz me cogió del antebrazo y lo apretó con suavidad.

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