Capítulo 10

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Capítulo 10 – Damiel Sumer, 1.794 CIS (Calendario Solar Imperial)




Desde el interior del ruidoso local no se veía la caída del sol. Dotado de gruesos cristales blindados, camareros con entrenamiento militar y una clientela de armas tomar, la taberna el "Waltz" estaba perfectamente preparada para los asaltos y los ataques.

Hacía relativamente poco que conocía aquel lugar. Situado en las afueras de Kraxos, la ciudad más cercana a la frontera, el "Waltz" era uno de los pocos enclaves talosianos que había pisado a lo largo de mi vida. La primera visita había sido hacía ya casi un año, y aunque con el tiempo había acabado atravesando sus puertas, recuerdo que en aquella ocasión me quedé en la entrada, apostado en la puerta no muy lejos de donde el guardaespaldas del talosiano con el que se iba a reunir mi padre montaba guardia. En aquel entonces había querido creer que lo que aguardaba más allá del umbral de la puerta era totalmente distinto a lo que conocía, que la cultura de Talos era radicalmente distinta a la nuestra y que, por lo tanto, había un motivo para aquel eterno choque entre reinos. Con el tiempo, sin embargo, descubriría que, incluso siglos después de obtener la independencia, la herencia albiana en Talos aún estaba muy presente.

Demasiado para mi gusto.

—¿A qué hora has quedado con él? ¿No debería haber llegado ya? Le daremos cinco minutos de margen. Si no aparece...

—Aparecerá —aseguré—. Confía en mí: necesita el dinero.

—Más le vale.

Davin estaba nervioso. Aunque a lo largo de todo el viaje en tren y después la travesía a través de carretera hasta Kraxos se había mostrado relativamente tranquilo, el paso de las horas empezaba a hacer mella en él. Desobedecer órdenes no era algo nuevo. Tampoco lo era el viajar solos ni enfrentarnos a la amenaza en solitario. Como agentes de la Noche habíamos sido preparados no solo para infiltrarnos en las filas de Talos, si no, en caso necesario, enfrentarnos a sus soldados de élite y salir victoriosos. No obstante, no era el estar en Talos y el temor que conllevaba el poder ser descubiertos por sus autoridades lo que le preocupaba. Tampoco el que Lyenor Cross se enfadase, o incluso que le expulsasen. En el fondo, aunque le importase su permanencia en la Unidad, Davin sabía que el mundo no se acababa en la Casa de la Noche. Más allá de todas aquellas cuestiones, lo que realmente le preocupaba era el poder llegar a tiempo, el rescatar a nuestro padre con vida antes de que fuese demasiado tarde, y hasta que no lo consiguiésemos, no lograría templar los nervios.

Ni él ni yo, claro. En el fondo, aunque fuésemos Pretores, aquella operación nos iba muy grande... claro que, siendo nuestro padre el desaparecido, ¿qué otra cosa podríamos haber hecho? Quedarnos en Hésperos no era una opción.

Permanecimos cinco minutos más sentados en nuestra mesa, observando en silencio todo cuanto nos rodeaba, desde las mesas donde los parroquianos disfrutaban del anochecer con cerveza y vino hasta la pista donde los más jóvenes charlaban a voz en grito, sin olvidar los grupos de viajeros que se arremolinaban en la barra central. La mayoría de ellos procedían de Ostara, uno de los países fronterizos de Talos con los que tenían buenas relaciones. También había algún que otro extranjero de Lameliard, e incluso creí identificar a una chica de Throndall, pero preferí fingir no haberla visto. Mientras no fuese mi país, por muchas ganas que tuviese, no podía actuar en consecuencia, y mucho menos si lo que quería era pasar desapercibido...

Por suerte, la espera no se alargó mucho más. Transcurridos un par de minutos, nuestro objetivo atravesó la puerta de entrada. El tipo, un talosiano de casi dos metros de altura vestido de oscuro, con el cabello corto de un intenso color naranja y el rostro muy pecoso, se adentró en el local con paso tranquilo y, sin apartar la mirada del frente, se encaminó hacia la barra. Una vez allí, tras saludar a un par de conocidos, tomó asiento en uno de los taburetes acolchados que quedaban libres y se pidió una jarra de cerveza a la que apenas le daría un par de tragos.

Hijos de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora