Capítulo 86 – Jyn Corven, 1.818 CIS (Calendario Solar Imperial)
—No quieren que vayas: lo consideran demasiado peligroso.
—Me ven como un estorbo, ¿eh?
—Yo no he dicho eso, Jyn. Simplemente no quieren que te pase nada.
¿Como a mi madre? ¿Como a Olivia? ¿O como a Davin? No, quizás como a Nat...
Lo hacían por mi bien, lo sé. Aunque estaba enfadada y me negaba a entenderlo, en lo más profundo de mi corazón sabía que únicamente querían asegurar mi bienestar. Mi padre no quería perder a un hijo más. Lógico; comprensible incluso en cualquier otra circunstancia. Con el "Fénix", sin embargo, todo era diferente. Después de todo lo que aquel hombre me había hecho necesitaba verlo morir con mis propios ojos y el que alguien me lo impidiese me ofendía profundamente.
Por suerte, Diana había jurado contármelo todo...
Aunque no estaba disfrutándolo. Sentadas frente a la camilla donde Noah permanecía tumbada, debatiéndose entre la vida y la muerte tras haber sido intervenida en varias ocasiones por los cirujanos de la familia Real, Diana apenas se atrevía a mirarme a la cara cuando hablaba. Sabía que no debería estar explicándome nada, que por mi bien era mejor que no lo supiera, pero el pacto de total sinceridad la una con la otra se lo impedía.
—¿Cuándo vais a partir?
—Mañana al amanecer. Iremos hasta Nymbus en dos coches y después haremos el resto del camino a pie. Aidan calcula que, si todo va bien, en menos de setenta y dos horas el "Fénix" estará muerto.
—¿Y quiénes vais a ir? ¿Lansel y Marcus ya están aquí?
—Llegaron anoche...
Mientras mencionaba uno a uno los nombres de los Pretores que partirían junto a mi hermano y mi padre hacia Nymbus, no pude evitar preguntarme si la sombra que la noche anterior había visto junto a mi ventana durante la madrugada habría pertenecido a Giordano. En ese entonces había creído que era producto de mi imaginación; un juego de luces provocado por las farolas y el viento. Con el paso de las horas, sin embargo, mi percepción había ido cambiando hasta acabar convencida de que alguien había pasado la noche conmigo al otro lado de la ventana.
—Aidan te va a llamar. Quiere cenar contigo y con Damiel, Jyn. Quiere...
—Despedirse.
Diana asintió con lentitud, pensativa. Desde su llegada hacía ya una hora, su actitud era más sombría de lo habitual. Normal teniendo en cuenta lo que iba a suceder, pero impropio de ella. Aunque en otros tiempos había estado muy unida a la familia Sumer, hacía ya tiempo que sus sentimientos habían cambiado notablemente hacia mi padre. Lo consideraba en parte culpable de que no pudiese avanzar en su carrera profesional, pero aún más de que su apellido no fuese respetado. Ser leal a la corona en aquellas circunstancias no era nada fácil, y a Diana cada día le costaba más seguir adelante con ello.
—Sí, despedirse. —Diana se encogió de hombros—. Hay algo que no nos han contado, estoy convencida. Él y Damiel estaban demasiado tensos... demasiado inquietos. Además, se notaba que habían discutido. Tengo la sensación de que creen que no van a regresar con vida.
—¿Tú crees?
—Puede que me equivoque, pero...
Mi prima se encogió de hombros, dejando la frase en el aire. Me dedicó una sonrisa triste, circunstancial, y me presionó la mano con suavidad. Seguidamente, dando por finalizada la conversación, se acercó a la camilla para besar la frente de su hermana.
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Hijos de la Noche
FantasyEl Imperio de Albia, la mayor potencia militar y económica, ha dominado gran parte de este mundo sin rival durante casi 2.000 años, pero ahora nuevos enemigos aparecen para desafiar su supremacía... tanto desde el exterior de sus fronteras como desd...