Una decisión

Capitulo 4: pregunta y proclama

-Ese será el mío –dijo un ángel-.

-Bien –señaló- entonces esa será la mía...

Dios hizo llamar a ciertos ángeles y con ellos entró en su sagrado templo.

-Sentaos.

Todos los ángeles presentes se sentaron y cuando la reunión iba a empezar, alguien abrió de golpe la puerta. Todos volvieron la mirada hacia él.

-ha, ha, ha - está exhalando con velocidad- lamento llegar tarde, es que...

Un ángel se le acercó sigilosamente y lo golpeó en la cabeza.

-Fue lo primero que te dije –le susurro- que ni se te ocurriera llegar tarde...

-Maestro -murmuró- lo siento, es que me distraje con algo...

Los demás ángeles rieron y ellos, más el que su maestro se sentó apenado.

- ¿Alguno de vosotros sabes porque los he llamado aquí?

Al unísono todos respondieron que no, hecho que se hizo raro incluso para los serafines.

-Se los diré -entre cruzó sus dedos- he notado que los humanos que han escogido son personas pobres de espíritu o muy débiles físicamente, por ello les pregunto: ¿Por qué?, ¿Por qué ellos?, ¿Por qué gente así?, no espere que los Serafines y los Arcángeles escogieran gente así, mucho menos los novatos que están aquí, así que... qué tienen que decir...

Aquel ángel retardado se levantó y tomó la palabra.

-Lo hicimos porque vimos en ellos más que debilidad, vimos una fortaleza y dignidad propias de un rey...

-Si todos están de acuerdo con eso -les dio un vistazo a todos- entonces tengo otra proclama que hacer.

Dios extendió sus manos y el gran portón que cerraba la entrada a sus sagrados aposentos se abrió de par en par.

- ¡A partir de ahora os doy otra proclama: aquel que logre convertir a su protegido en rey recibirá un premio especial!

El revuelo no se hizo esperar y los primeros en murmurar fueron los que se hallaban dentro del palacio.

-Compañeros, -sonrió- espero que nos vaya bien a todos- dijo Jesús-.

Varias campanas sonaron anunciando que oficialmente la competencia había dado inicio.