Capitulo 12: Haciendo Las Paces.

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- ¡tu! – Apunto con el bastón-.

- ¡y tú!, ¡¿Qué haces aquí?!-ella saco de un bolsillo trasero una 9 mm y le apunto a la cara-.

-cálmense, -dio un paso adelante- no queremos muertos.

-no sé qué sea eso, -miro la pistola- tampoco lo que planeas, pero lo que sí sé, es que no te dejare hacerlo, y de paso me vengare por lo que hiciste.

-ya veremos...

-invoco a los gélidos vientos del norte y les pido...

Un fuerte vendaval frió se apodero de toda la bodega, Julián la miro fijamente, ella quito el seguro. La niña se abalanzo hacia Julián y lo abrazo por las piernas al tiempo que lo miraba al rostro, Alex se puso en medio de ella y Julián con los brazos extendidos.

- ... ¡que congelen a la amenaza frente a mí!

Ella disparo, una bola de energía azul se juntó frente al orbe y salió disparada hacia ella. La niña lo apretó con fuerza y Alex temió por su vida.

La bola de energía impacto con la bala y la congelo al instante formando una bola con pinchos que cayó al suelo a los pies de Alex. Todos se hallaban perplejos ante lo que acababa de suceder, excepto Julián que había caído agotado al suelo.

- ¿Qué paso?, oí un disparo, ¿todos están bien? - dijo Rebecca-.

-hermano, ¿estás bien? - inquirió el hermano menor de Rebecca-.

Julián giro la perilla pequeña negra y apretó el botón, luego se quitó el walkie-Talkie de la pretina y se lo llevo a la boca.

-no te preocupes, -se apoyó en su bastón- aunque arriesgo su vida ahora está bien.

Se levantó y camino un par de pasos hasta Alex, La niña lo siguió, le sonrió amablemente y se sentó a su lado mientras acariciaba al pequeño perro blanco.

-ya que estamos más calmados quisiera que nos sentáramos y conversáramos un poco- dijo aquel hombre al tiempo que se sentaba.

-me parece razonable -comento Julián al sentarse-.

Alex y la chica lo hicieron mientras veían incrédulos la bala congelada que se encontraba frente a ellos.

El hombre se quitó el rifle de asalto que llevaba sobre la espalda y lo puso frente a él en el suelo, luego saco de un bolsillo trasero un revolver, se quitó de entre la pretina y el pantalón una navaja militar negra y los puso al lado del rifle; Julián imitándolo coloco su bastón en el suelo acostado a su lado, el hombre miro a la chica y moviendo suavemente las cejas le pidió que hiciera lo mismo, ella pensando rencorosamente que se quedaría sin cómo defenderse no le quedo más de otra que bajarse la escopeta, soltar la 9mm y sacar de entre la pretina y su espalda la navaja militar plateada que llevaba.

-bien, ahora que todos estamos desarmados quisiera que me dijeran quienes son.

-Eso no es cierto, el aún no se ha desarmado -dijo ella señalando a Alex.

-eso es porque no tengo ninguna.

Ella se sintió estúpida por no haberlo notado y se disculpó, a lo que Alex respondió asintiendo.

-y bien, quienes son.

Él es Alex, el hermano menor de Rebecca y quien me acompaña en este viaje, Rebecca es mi amiga quien hablo hace poco y aunque no nos acompaña nos está escuchando.

- ¡hola!, soy Rebecca y es un placer conocerlos.

-y yo soy Julián, el dueño de esta bodega.

- ya veo, entonces es nuestro turno. Esta necia- le puso la mano en la cabeza y le revolvio el cabello- es Alicia, la niña que esta con ustedes es Elizabeth, el perro es Max y yo soy Antonio, un placer conocerlos.

Ambos se estrecharon la mano.

-sin ser entrometido, hacia donde se dirigen -inquirió Antonio-.

-vamos al centro por provisiones y vinimos aquí por algunas cosas.

Alicia recordó la razón por la cual había salido, y se sintió idiota por lo poco, por no decir nada que había traído para los suyos. Impulsada por ello se levantó.

-déjenme ir con ustedes, sé que casi los mato es 2 ocasiones, pero... -apretó los puños- quiero mantenerlos vivos y...

-Alex decide tú, yo solo soy un guía, además -golpeo su walkie-talkie- es tu hermana por quien estamos haciendo esto.

Dicho esto, Julián tomo su bastón y camino hasta un jeep anaranjado, luego se arrastró debajo de él y se detuvo frente a una tapa roja cuadrada, allí saco la llave de su bolsillo y apretó los dientes.

- ¡demonios! -pensó- gaste toda la energía que guarde para esto, aunque no debiera usar eso, no me queda de otra...

Levanto la llave y una energía blanca la cubrió por completo, golpeo con ella fuertemente la tapa.

- ¡liberación!

La tapa desapareció en medio de una luz intensa y el sin forma de aferrarse a las barras que componían la escalera se lanzó a la oscuridad de lleno.

Una decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora