Capitulo 28: Entrenamiento parte I.

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A la mañana siguiente, Julián aprovechando que "todos" se hallaban dormidos, se levantó, tomo el arma de Alex, su bastón, un poco de provisiones, guardo sus armas y salió con el walkie-talkie en mano.

Una vez afuera, rodeo el edificio donde se había enfrentado a aquel padre furioso y mientras caminaba lo encendió.

- Antonio, necesito que me hagas un favor...

-él está dormido, pero si quieres lo despierto. –le contestó Elizabeth-.

-Te lo agradecería, dile que necesito decirle algo.

Elizabeth asintió, y llevando consigo el walkie-talkie se adentró en una camioneta militar negra. Tocó a Antonio y al ver que estaba profundamente dormido lo movió fuertemente. Este se despertó de repente y al verlo sobre él, se sobresaltó y le apuntó con su navaja militar.

- ¡no me asustes así!, Elizabeth, te lo he dicho muchas veces. uno de estos días te mataré sin pensarlo. –le acarició el cabello- pero no te culpo, aun eres muy inocente como para entenderlo –comentó Antonio-.

Elizabeth sonrió y le entregó el walkie-talkie, después se marchó.

-veo que estas algo ocupado –dijo Julián-.

Antonio se sorprendió, no pensó que Julián contactará con él tan pronto.

- ¡hola!, ¿Cómo te fue ayer?, no espere que me llamaras tan pronto.

-yo tampoco, pero necesito que me hagas un favor.

- habla, te escucho.

-voy a abrir la bodega, quiero que bajes y tomes algunas cosas por mí.

-me sorprendes, dijiste que no soñara con hacerlo.

-sí, lo dije, pero no esperaba tener que hacerlo lo que debo. Entonces, ¿lo harás?

-sí, solo dime que busco y donde.

-bien, busca una navaja multiusos, un soldador, un botiquín, consígueme más balas para la desert Eagle, unos visores infrarrojos, un radar, unas cuantas granadas y cualquier otro objeto que juzgues útil... -específico Julián-.

La puerta se desvaneció, y Antonio entendió que era hora de que bajara.

-se nota que vas a hacer algo complicado. –dijo mientras bajaba en la oscuridad-.

-sí, pero no es nada que te involucre.

-en verdad eres muy reservado, lo que te hace alguien muy frio.

-puede ser, pero es lo necesario para sobrevivir ahora.

-en eso tienes razón. por cierto, ¿para que necesitas tantas cosas?

-tengo un trabajo que hacer, y hablando de trabajo, quisiera que me ayudaras con algo.

- claro, solo dilo.

-quiero que me enseñes a disparar.

-bien, eso puedo hacerlo. Pero pregunto de nuevo: ¿Qué vas a hacer?

-y yo te lo repito: nada que te involucre.

-bien, ya encontré lo que pediste.

-bien, ya que estas ahí, toma algo para ti, lo que sea, solo tómalo.

- ¿estás seguro?

-sí, es tu recompensa.

-veo que no te gusta deber favores.

- ... no sé a qué te refieres.

-bien, ya estoy saliendo.

-bien, sal fuera del edificio, nos veremos al frente.

Una decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora