Esa noche, tanto humanos como monstruos fueron adormecidos y sus conciencias fueron transportadas a un espacio dimensional diferente, en donde se les dio forma corpórea y poco a poco sin distinciones de raza, color de piel, sexo y demás diferencias físicas; se amontonaron hasta no faltar ni un solo terricola.
-yo soy quien les ha convocado aqui. -dijo una luz fuerte y claro desde una gran y tenue luz amarilla- yo soy él que soy, y aunque durante muchos años he sido conocido por la humanidad con diversos nombres: Buda, Zeus, Jesucristo, Jehova, Brahman, Mahoma, Ahura Mazda, hoy os he convocado aqui para deciros algo importante: sin importar a quien le rindan culto, si están solos o en compañía de alguien más todos son mis hijos y a partir de ahora todos tendran que pelear una guerra que aunque nunca fue suya ahora les pertenece y como tal, deberan librar para poder seguir adelante.
En ese instante un hombre joven albino, levanto la mano con timidez y hablo.
-¿a que te refieres? digo, quiero saber si no es demasiada insolencia.
Aquella luz se hizo más calida y el ambiente se llenó de duda.
-jejeje... no te preocupes, no lo es. bueno, prosiguiendo; la guerra que van a librar sera de múltiples bandos: los angeles de mi lado, los ángeles caídos guiados por Azrael y Neferius, los demonios comandados por Luzbel como es de esperarse, los pecados capitales y en medio de todo estarán ustedes los humanos comunes y los monstruos. El resultado de esta guerra definirá quien gobernara el universo y decidira si él balance establecido por mi se mantiene o se transforma...
-¿y qué deseas TÚ de nosotros? -pregunto sin miedo un hombre adulto, de barba amarilla, corpulento y con tatuajes de dragones en los brazos-.
-hace mucho tiempo mis mensajeros les dieron mi respuesta: sean sabios, abstenganse de andar por él mal camino y; amen a sus enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen para que todos puedan alcanzar la paz que desean.
En ese momento muchos bajaron las cabezas y otros tanto sonrieron con jubilo.
-¿eso significa que no importa con quien nos aliemos?- preguntó el joven albino temeroso de la respuesta-.
-claro, es parte de vuestro libre albedrío y no por eso seréis menos hijos mios.
Algunos suspiraron aliviados, incluido él joven albino.
-esto era lo que quería decirles y nunca lo olviden: siempre estare allí para escucharles cuando lo necesiten. -dijo Dios a todos mientras él espacio se difuminaba-.
Luego de aquellas palabras todos empezaron a sentir sueño y aunque se encontraban conmocionados por lo que habian escuchado no pudieron evitar cerrar los ojos y perder la conciencia.
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Una decisión
AcciónEn un mundo en el que la humanidad a caído en la anarquía debido a la aparición de un virus zombie, seguimos la historia de un joven que busca a sus padres mientras lucha por sobrevivir a una nueva guerra santa en la que se pone en juego no solo el...