Leyenda 95: Cara a cara.

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El recipiente de Dantalion les ordeno a 15 de sus 18 tiradores que se adentraran en los edificios que se encontraban a los lados y revisaran si sus oponentes se encontraban escondidos cerca. Dejando a los 3 restantes alrededor suyo, en caso de que Julian y Rebecca intentaran atacarlo por sorpresa. 

Mientras esto sucedía, Rebecca terminaba de combinar la mitad balas que había recogido con el polvo del suelo que tenia cerca, ahora se proponía combinar la otra mitad entre ellas.

-Luego de esto, quiero que combines piezas de este auto con muestra ropa- Dijo tocando el vehículo con su mano izquierda.

-¿Estas seguro? Eso nos va a hacer muy pesados. Quizás tanto que no podamos movernos.

-Es posible, pero nos brindara la protección suficiente para no ser heridos por las balas.

En ese instante, Rebecca miro los vendajes que Julian tenia por todo el cuerpo y se dio cuenta del porque le había hecho ese pedido. Estaba tan herido que si volviera a plantar cara así claramente moriría. Pensar en esto hizo que se angustiara un poco y apretara con molestia sus dientes.

 Un par de minutos más tarde termino con las balas y antes de proceder con la armadura sintió que debía haber algo más pudiera combinar para ampliar sus capacidades de combate. Pensaba que debía hacer otra arma o mejorar de alguna forma las suyas.

-¿Estas seguro de que no hay alguna cosa más que podamos hacer? -Pregunto inquieta mientras ponía su brazo derecho en el vehículo.

Julian se percato de la inquietud que sentía Rebecca al ver como su mano temblaba.

-Quizás, pero ya no tenemos más tiempo, ni materiales. Observa.

Ambos se asomaron un poco por encima del automóvil y vieron al portador de Dantaleon al otro extremo de la calle y rodeado por 3 hombres entre los que reconocieron a Gustav.

-Tienes razón. ¿Pero no puedo combinar tu arma con tu báculo?

Julian miro su báculo con preocupación, le preocupaba que no pudiera regresarlo a su estado original luego de hecho el proceso.

-No te preocupes, cuando acabe el combate y desactive mi cántico ambos deberían regresar a la normalidad.

-¿Estas segura? 

-Si, no te lo propondría si no lo estuviera.

Julian le entrego ambos objetos con un poco de miedo, pues ese báculo había sido un regalo muy importante de su maestro y lo había acompañado todas partes durante todos estos años a todas partes.

En ese momento Rebecca se vio obligada a usar su cántico, pues el báculo de Julian claramente era más grande que su mano.

-"Tengo en mis manos el poder de la forja, el poder de tomar y recrear, con el cual doy lugar a una nueva combinación: una nuevo objeto."

En cuanto Rebecca termino de pronunciar el cántico, los objetos que sostenía brillaron de color blanco y poco a poco se fueron encogiendo hasta que desapareció el brillo y entre sus manos solo quedo una Desert eagle azul con empuñadura cafe.

Entonces el portador de Dantalion percibió el brillo y ordeno a los tres tiradores que tenia con el que dispararan al vehículo, mientras el se acercaba rápidamente hacia allí. Cuando Julian escucho las balas apresuro a Rebecca con la armadura, pues presentía que pronto serian atacados.

Ella de inmediato empezó el cántico, y justo para cuando termino de ejecutarlo, su oponente apareció por la izquierda, detrás de Julian. 

Al notar la mirada de sorpresa de Rebecca Julian intento girarse y mientras lo hacia, este hombre lo golpeo en el abdomen, sintiendo un fuerte dolor en sus nudillos y saltando de inmediato hacia atrás.

Una vez esto paso, los tiradores confundidos recuperaron la consciencia y dejaron de disparar. Rebecca se percato de esto y mientras Julian disparaba una de las balas combinadas hacia su enemigo, esta lo halo hacia atrás y le dijo lo que acaba de ver.

-Mira, ya no nos están disparando.

Julian desvió su mirada por un instante hacia allí y vio que era cierto, pero debido a su oponente seguía frente a él se puso en guardia y volvió a enfocar su mirada en él.

-Rebecca, retírate, esta vez nosotros seremos los que disparen.

Ella asintió y se alejo varios metros de ellos. Mientras esto sucedía, aquel hombre puso en sus manos dos nudillos de oro y sonrió sadicamente mientras recibía ordenes de Dantalion en su mente.

"Acércate y ejecuta el cántico que probamos el otro día, con eso esto sera pan comido".


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