Leyenda 124: Recuperando El Baculo I.

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Tres días después, cuando el escenario ya estaba listo, Armando fue a buscar a Julian y lo encontró sentado en suelo, con los ojos cerrados y las manos abiertas sobre el piso frió.

-¿Qué haces?

Julian sobresaltado abrió sus ojos y rápidamente dirigió su mirada hacia Armando, quien yacía en el marco de la puerta esperando una respuesta.

-Como puedes ver estoy estirándome.

-¿Estas empezando o terminando?

-Hmm... Terminando.

-Bien, entonces ponte esto en los ojos y sígueme.

Armando le ofreció un trozo de tela negra. Julian ya había pasado por esto de camino a la "fortaleza" la primera vez que había llegado y sabia que esta era un medida de precaución para que no pudiera reconocer el camino a las instalaciones, por lo que sin mucha prisa se vendó los ojos.

Lo que Armando no sabia era que esta precaución ya era inútil debido a que a parte de ejercitar su cuerpo un poco, Julian había pasado los últimos tres días dispersando su mana por las instalaciones con la intención de hacer un mapa mental del lugar y para ese momento ya tenia una idea leve de como era el edificio.

Con la venda ya puesta, Julian se dejo guiar por Armando durante todo el trayecto desde el interior de la fortaleza hasta su exterior, pues pensó que era mucho mejor dejar que lo guiaran al exterior que intentar salir por su cuenta y terminar cayendo por una escalera, chocando accidentalmente con una pared o siendo golpeado por Armando. 

-Quitatelo, ya estamos afuera.

-¿A donde vamos?

-Un lugar que tu conoces.

Julian estaba confundido, los lugares que conocía en la ciudad no excedían los dedos de una mano y fuera de las negociaciones con Armando no había intercambiado mucha información al respecto, por lo que se encontraba bastante curioso sobre el sitio al que lo iban a llevar, sin embargo, esta curiosidad se desvaneció cuando llego al sitio y rápidamente fue reemplazada por una fuerte sensación de disgusto. Estaba en la calle donde había enfrentado a Dantaleon, la misma donde había sido poseído por él. 


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