Capítulo 76: De paso.

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En el momento en el que la bodega se avistaba en el horizonte ante ellos, la puerta comenzó a abrirse y acompañados por el ruido del ligero y rechinante del aluminio salieron detrás de ella, uno a uno los aliados que allí les esperaban.

Julian y compañia se sorprendieron un poco, pero tras esta pequeña sorpresa aceleraron un poco el paso y de esta forma no tardaron más de 5 minutos en llegar hasta ellos. Alberto y Alex caminaron hasta Max y Elizabeth y con alegría empezaron a jugar con el perro, que se movía alrededor de ellos con una cara que hacía pensar que estaba contento de tenerlos cerca.

Mientras los niños se alejaban corriendo con el perro Rebecca se acercó a Alicia, le sonrió y la abrazó repentinamente, por su lado, Julian alzó la mirada hacia Antonio y estiró la mano, este lo miró con fijeza durante un instante, sonrío y le apretó la mano. 

-¿Pasamos adentro?

-Sí, no debo gastar mucho tiempo aquí.

-¿Tanta prisa por irte tienes?

Julian solo asintió y Antonio rápidamente miro a los niños y silbó fuerte y agudamente. Estos se detuvieron y después de Elizabeth les dijo algo a los chicos, estos, acompañados del perro entraron a la bodega corriendo.

Luego de ello, Julian y antonio se dispusieron a caminar hacia el interior, mientras Alicia y Rebecca se disponía, cada una a un lado, a cerrar la puerta. 

-No la cierren, ya que no pienso tardar mucho aquí. -Dijo Julian girándose hacia ellas y lanzandoles una mirada seria.

Ellas se detuvieron y procedieron a seguirles, pero Julian se detuvo, cerró los ojos y después de estirar su brazo derecho hacia el frente, lo movió rápidamente hacia la derecha, deteniéndose de golpe y abriendo su puño. Instantáneamente las puertas del almacén se abrieron de golpe hacia los lados, produciendo un fuerte sonido y desapareciendo en medio de un tenue brillo morado.

-Eso fue rápido. -Comentó Antonio mirando a Julian.

-Sí. Seré directo: ¿Anoche hubieron pruebas por aquí?

Las miradas de Antonio y compañía se apartaron de Julian y se centraron en Alicia, quien rápidamente se cubrió el brazo izquierdo y bajó su mirada al suelo.

-Alberto, enséñales tu espalda.

Albro se alejó de su hermano, y haciendo caso a Julian, con un poco de vergüenza se quitó su camisa, dejando al descubierto el "cántico" escrito en su espalda.

Antonio y Alicia se encontraban sorprendidos por ello, ya que si bien la marca estaba puesta en otro sitio, estaba presente y no solo eso, quería decir que alguien le había escogido para pelear en la guerra que tarde o temprano vendría.

-¿C-como la gano? ¿Quien lo escogió? -Preguntó Antonio mirando a Julian.

-No es momento de detalles, Rebecca les responderá por mí. Por lo tanto, quiero que me escuchen: he de suponer que si me han invitado a ir al centro es porque sospechan que tengo información que les beneficia o que debido a los acontecimientos recientes soy una pieza clave en la guerra que se aproxima y por ello desean ponerme cuanto antes de su parte; cualquiera que sea el caso, antes de tomar una decisión yo les haré saber la situación, dicho sea de paso, si pasa mucho tiempo y no tienen noticias mias, no se les ocurra buscarme, porque lo más probable es que si lo hacen, sean capturados y silenciados.

-¿Significa eso que debemos quedarnos acuartelados aquí hasta que regreses?- Preguntó Alicia  perspicaz-.

-Sí, ya que sea cual sea el caso, todas las facciones los buscarán para presionarme de algún modo.

Dicho esto Julian se dio media vuelta y empezó a caminar hasta la salida.

-¿Eso es todo? -Preguntó Rebecca un poco desconcertada.

-Sí, Antonio ya se encargará del resto.

Ante esa respuesta Antonio solo sonrió, y luego ordenó a Alicia, Elizabeth y los hermanos de Rebecca que fueran hacia el almacén.

-¿Acaso te vas a quedar ahí todo el dia?- Le pregunto Julian a Rebecca desde la salida.

Ella no dijo nada y le siguió.


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