Capitulo 24: Los Duendes.

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-Gustav, mi señor, he vuelto con buenas noticias.

-dilo de una vez dominic. No estoy de humor para tonterías.

-sí señor, he conseguido las cosas que me pidió.

-perfecto, ¿y dónde están?

-uno de mis hombres las tiene, le pedí que...

- ¡dilo de una vez!

Dominic inclino una de sus rodillas y fijo su mirada en el suelo.

-estarán en sus manos mañana a las 5:45 de la tarde, señor.

-eso es más que suficiente, vete.

-sí señor.

Al salir dominic de la habitación, Gustav ordeno a sus guardias que se retiraran. Esto le dio el espacio que requería para pensar en voz alta.

-si me consigue lo que le pedí, en un par de semanas podre construir, más bien, terminar el pequeño juguetito en el que he estado trabajando.

Gustav se lanzó hacia su cama, allí se revolvió entre las sabanas y una vez estuvo quieto comenzó a reír a carcajadas hasta que empezó a aquejarlo el sueño; en ese punto sonrió maliciosamente y se fue al país de los sueños.

Una decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora