Ambos partieron, Julián al frente, pues era obvio que solo él conocía las rutas que tomarían ese día.
-esto será difícil, nunca he caminado más lejos que de aquí al bazar, de hecho, no sé lo que nos espera, así que te lo pregunto de nuevo: ¿en verdad quieres hacer este viaje?...
Julián redujo el paso, quería ver la expresión que pondría Rebecca, dependiendo de lo que viese tomaría una decisión, partiría solo o acompañado. Rebecca pasó a su lado, siguió adelante sin saber realmente a donde debería ir, solo se detuvo al final de una calle, en la que había un cruce en tres direcciones diferentes frente a ella.
Pocos minutos se tomó Julián en alcanzarla, no dijo nada, solo frenó sus pasos a unos cuantos centímetros de ella.
-ya te lo dije, quiero ir contigo, no porque me hayas hecho el favor de alimentarme, sino porque quiero saldar cuentas con ese hombre, quiero... - apretó los puños- quiero tomar mi libertad con mis propias manos.
Julián vio que ella apretó los ojos, los cerró y apretó los dientes, vio por el movimiento de su vestido azul que todo su cuerpo tembló y se dio cuenta de que esa chica cargaba con una determinación mayor a la que le hubiese visto a cualquier humano antes, entendió que no debía noquearla, tal como tenía planeado, debía dejarla tomar lo que tanto ansiaba: su libertad.
-bien, -saco el mapa de su bolsillo y lo puso frente a ella- cruzaremos por esta calle hacia la siguiente, luego giraremos a la izquierda, correremos hasta la siguiente calle, giraremos de nuevo por esta otra calle, subiremos esta calle inclinada, correremos una vez más y nos detendremos dos calles después, exactamente un par de cuadras antes de un hospital...
- ¿Por qué detenernos antes?, solo tenemos que entrar y tomar lo que necesitamos – comentó Rebecca-.
-simple, nunca he estado en uno, y tengo entendido que esa clase de sitio es peligrosa, así que observaremos desde lejos –guardó el mapa- y allí, es donde entras tú.
- ¿yo? –inquirió curiosa violeta-.
-sí, tú, ya que tú vives en este mundo hace mucho tiempo, yo solo llevo un par de meses, así que me servirás de guía.
-pongámonos en marcha –dijo Rebecca enérgica, dando un paso adelante-.
-no tan rápido, -le puso la mano sobre el hombro- tendremos que movernos con cautela, no quiero que me suceda lo mismo que ayer.
Rebecca se giró, lo miró al rostro y asintió.
Entonces Julián suspiro y empezó a correr por la acera izquierda, miraba hacia todos lados, temía encontrarse con zombies en el camino, al llegar a la esquina se detuvo y esperó a que Rebecca lo alcanzara.
-se me ocurrió algo, es mejor que avancemos por las sombras, así evitaremos fallas...
-explícate mejor, si no lo haces, no puedo entenderte.
-digo que corramos dentro de los edificios, protegidos por la oscuridad que su sombra nos provee...
Eso lo dejo claro, así que cruzaron al lado izquierdo de la calle y una vez estuvieron en la esquina, giraron a la izquierda, tal como ya se había dicho, luego entraron al edificio que tenían a su lado y reanudaron la marcha, esta vez un poco más lento, pues si bien estaban protegidos, no veían bien lo que tenían delante.
Entre más avanzaban por las dos calles, más se sentían los escombros, unos al frente, que podían ser sillas, mesas, partes del techo, otros más pequeños como papeles, vidrios, marcos de madera rotos... era difícil avanzar, pero era la única forma que conocían para que los zombies en la calle no los detectaron.
A mitad del camino, casi al llegar a la esquina, tuvieron que detenerse, pues tenían que salir a la calle y correr hacia la siguiente, así lo hicieron, pero al llegar a la siguiente esquina a ambos les comenzó a doler el pecho, era un dolor intenso, fuerte, no les dejaba dar un paso adelante sin que les doliese toda la caja torácica.
Sin otra alternativa ambos se miraron, caminaron hasta un automóvil y se sentaron exhaustos en la acera. Luego, se acercaron a una de sus ventanas y se introdujeron en él.
-estoy exhausto, no doy más... -dijo Julián tratando de murmurar-.
-lo sé, yo también lo estoy... –dijo Rebecca sin preocuparse del volumen de su voz-.
-debemos seguir adelante –Julián trató de levantarse al decirlo-.
-lo sé, pero tenemos que descansar, no podemos movernos... - dijo Rebecca sosteniéndole el brazo-.
-bien, - se soltó de Rebecca- lo haremos –dijo antes de suspirar-.
Ambos estaban cansados, así que se relajaron mientras observaban por las ventanas sus alrededores.
ESTÁS LEYENDO
Una decisión
AcciónEn un mundo en el que la humanidad a caído en la anarquía debido a la aparición de un virus zombie, seguimos la historia de un joven que busca a sus padres mientras lucha por sobrevivir a una nueva guerra santa en la que se pone en juego no solo el...