-¡Detente! ¡No te muevas! ¡Si lo haces dispararemos!
Julian estaba acorralado, contra la espada y la pared literalmente, tenia ante él un hombre armado y a otro detrás, no podía distinguir con claridad sus siluetas como tampoco entrar en las habitaciones que tenia a los lados debido a que estas estaban cerradas.
Ya que carecía de su bastón no podía hacer magia, por lo que solo le quedaba usar su poder espiritual. La primera activación no serviría de nada, mientras la probaba durante los días anteriores descubrió que esta no tenia ningún efecto, que usarla era igual a no hacer nada. Ese era el precio que había pagado por pelear con Dantaleon. Sin embargo, aun le quedaban a disposición dos cánticos; la cuestión era: ¿Cómo cantar sin que lo descubierto?
Era realmente un callejón sin salida. No podía usar ninguna de su habilidades, no podía ver a sus oponentes. No le quedaba más opción que rendirse.
Con esto en mente Julian dejo caer el arma al suelo y guardo sus manos dentro de sus bolsillos.
Los guardias entraron en pánico, pues lo normal al rendirse era elevar las manos vacías y totalmente al descubierto, sin embargo, este es el sentido común de nuestro mundo y no puede aplicarse a Julian.
Los guardias creían que tenia otra arma en el bolsillo, que quizás estaba apunto de volar en pedazos por culpa de una granada, por lo que sin dudarlo ambos le dispararon en las piernas.
Julian grito de dolor y cayo al suelo de rodillas, totalmente asombrado y asustado de que volviesen a dispararle.
-¡ARRRGH! ¡Ya me había rendido! ¿Porque dispararon?
Ante la replica ambos guardias se miraron, el de atrás asintió al que estaba delante de Julian, luego, este se acerco a Julian, lo levanto del suelo sujetando con fuerza su brazo izquierdo y le apunto a la cabeza con su arma.
-Niño, no más tonterías, levanta tu otra mano. De lo contrario, no me contendré.
Julian parpadeo dos veces y levanto la mano lentamente.
Entonces el otro guardia lo tomo del brazo y lo puso en pie. A continuación caminaron en dirección a los otros y el guardia de atrás les dio la orden al pasar de que fuesen a enfermería y avisaran al resto de la seguridad del intento de fuga.
Después de subir todo el camino Julian se mantuvo en silencio, no había expresado ninguna queja por las heridas ni por la velocidad a la que andaban lo que empezaba a generar sospechas entre los dos guardias, pero hasta que lo regresaron a su habitación Julian permaneció callado.
Esto fue raro y sospechoso para los guardias, por lo que aconsejaron a sus compañeros que fuesen más firmes con la vigilancia. Dicho esto se retiraron nuevamente a sus posiciones.
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Una decisión
AçãoEn un mundo en el que la humanidad a caído en la anarquía debido a la aparición de un virus zombie, seguimos la historia de un joven que busca a sus padres mientras lucha por sobrevivir a una nueva guerra santa en la que se pone en juego no solo el...