Leyenda 111: Breve interrogatorio II.

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Armando camino con ella entre los pasillos, ella miraba con preocupación el piso por el que caminaba, no prestaba atención a los sitios por los que subía y bajaba, hasta que de repente, fue sacada del edificio y se encontró poco después frente a una mesa iluminada con velas, un florero en el centro, varios candelabros encendidos cerca y la escolta personal de los lideres de los poderes de la ciudad custodiando la mesa a varios metros de distancia.

-¿Qué, qué es esto?

-Preparamos una mesa para escucharte. Disculpa mi rudeza de antes, -se llevo la mano derecha a la parte posterior de su cuello y la froto mientras sonreía con algo de pena- no quería usar ese método, pero mi posición como comandante de la Hermandad de Sangre me lo exijia. Aunque el resto es cierto, por el momento tu eres nuestra fuente de información más confiable sobre lo que sucedió hacia el amanecer esa noche. Siéntate, es posible que esto se alargue bastante.

Rebecca un poco confundida asintió y sentó silenciosamente en la silla que poco después Armando le ofreció al acercase a la mesa. 

-Dejemos las formalidades, vayamos al grano. -Comento Gustav- ¿Qué paso después de que fui derrotado en mi pelea contra Julian?

-Hmm... No se como decir esto, ya que solo lo conozco hace poco, pero quien nos ataco no era Julian, no podía ser él, no después de lo que nos dijo Miguel. -Dijo Rebecca mirándoles con firmeza.

Todos la miraron con rudeza. Gustav se mostró terriblemente enojado, pues muchos de sus hombres habían muerto cruelmente gracias a los trucos de ese niño frente a sus ojos; Rigoberto no fue amenazante, más bien estaba fuertemente intrigado, ya que los hombres de su guardia especial, quienes entrenaron con él durante años, le reportaron que Julian fue quien los descubrió en medio de su táctica de sigilo y luego los maltrato sin esfuerzo aparente, como si para él solo fuese cuestión de aplastar hormigas; por su lado, Armando era el más extrañado de todos, debido a que años atrás, había visto la fuerza de los seis grandes generales en acción, pero jamas había sido testigo de que ellos poseyeran semejante cantidad de poder, de hecho, estaba seguro de que incluso cuando el líder de los seis grandes generales tuvo que presentarse ante el Consejo de las bestias, este había pasado dificultades para demostrar su inocencia al derrotar al culpable tras la tercera guerra mundial; por esto, no le parecía factible que un luchador novato como Julian, que carecía de grandes habilidades mágicas, pudiese exhibir un poder tan abrumador de golpe; no podía decirlo en voz alta gracias a la presencia de los otros comandantes, pero tenia la corazonada de que Rebecca no se equivocaba. 

-No te creo, yo mismo lo vi, tu misma eres testigo de la forma en que nos ataco y de la bestia que invoco. ¡Incluso te disparo! Si no te hubiese arrastrado conmigo, hubieras muerto poco después. -Comento Gustav inquieto.

-Hmm... -Suspiro, se sentía muy tensa siendo observada por los tres comandantes- antes de que nos encontráramos con usted, él y yo tuvimos una batalla con otro hombre, no sé si lo encontraron, pero varias calles antes de que le diéramos nuestra posición al líder Armando, peleamos con un hombre que decía ser un secuaz de Dantaleon y después de dejarlo congelado, él estaba normal, algo adolorido por la fuerza con la que fue golpeado y desesperado por saber como podría igualar a Dantaleon en ese estado, pero no parecía estar enloqueciendo. No fue sino hasta su llegada que empezó a comportarse así. Es más, fue él quien ideo todos los ataques que usamos para pelear con Dantaleon y el otro chico que estaba con él.

-Explícanos, ¿Quién es Dantaleon? ¿A qué te refieres con que Miguel les había dicho algo? ¿De quien hablas? -Inquirió Armando un tanto confundido.

-Dantaleon fue el demonio que nos ataco, según lo que me dijo antes de desaparecer, fue quien planeo el ataque a la ciudad. Miguel dijo que él vendría y nos mostró unas visiones en las que Julian se volvía loco en medio de la pelea y acababa con todos los presentes de formas crueles. Esas visiones fueron aterradoras, pero por fortuna no se cumplieron. Tuvimos suerte de que el demonio que nos las dio se equivoco.

-Niña, se clara. Dices una cosa y empiezas otra. Enfocate y explícanos: ¿Porque dices que no se cumplieron esas predicciones si él masacro a mis hombres de forma miserable y luego fue tras los de Rigoberto? -Comento Gustav un tanto disgustado.

-En aquellas visiones, Julian asesinaba una enorme multitud de personas y por último nos masacraba a mis hermanos y a mi desmembrandonos sin piedad.

-Ya veo... Dinos entonces que paso después de que Rigoberto se entrometió en vuestra pelea, explícanos lo que crees que paso para que Julian se mostrara tan sádico -Comento Armando.

-Para el momento en que el líder Gustav llego, Julian me dijo que intentaría contener al demonio y luego de intentar matar al portador del demonio, activo al mismo tiempo que este su cántico y cuando se levanto, invoco una bestia y empezó a atacarnos en conjunto con el portador de Dantaleon. Fue como si de un momento a otro, se hubiera convertido en otra persona. El líder Gustav vio que se volvió tan agresivo que me intento disparar a la primera oportunidad que tuvo, cosa que Julian en sano juicio nunca haría.

-¿Eso quiere decir que fue poseído? -Pregunto Rigoberto.

-No lo sé, pero creo que sí.

-Háblanos de lo que sucedió cuando te quedaste sola, mi agente me dijo que llegado un momento del combate, tu saliste detrás de este "Julian poseído" y al poco tiempo desapareciste de la escena, evitando que uno de los hombres de Dantaleon tratara de acercarse a Julian, quien por entonces estaba inconsciente. Dinos que tanto de eso es cierto.

-En ese momento utilice todo el poder que me quedaba, desaparecí de la escena porque me hice uno con el entorno e intente proteger a Julian, es difícil de explicar lo que hice, porque todo lo hice muy rápido, pero de algún modo fui capaz de mantener a raya la situación. 

-¿Tu poder? 

-Si, el poder que me fue otorgado por mi compañera.

-¿Podrías decirnos en que consiste?

Rebecca se negó a responder la pregunta al mover la cabeza hacia los lados.

-Eso no es de su interés, no es algo que ustedes deban saber. -Dijo con total serenidad ante la obvia incomodidad de los comandantes a su negativa.

-Bien, entonces, ¿Cómo sabes que el demonio que tu llamas Dantaleon fue el responsable de todo el desastre de hace una semana? -Pregunto Armando con suma cautela.

-Porque fue él quien lo dijo y añadió que cuando se recupere de las heridas del combate, volverá por Julian.

-¿Dijo cuando lo haría?

-No, parecía muy molesto, además, las palabras que uso para decirlo, me hacen pensar que le tomara algo de tiempo volver, ya que lo dijo como si estuviera haciendo un juramento, como si hubiera algo realmente importante que lo motivara a obtener a Julian a toda costa.

-Significa que vendrá con más fuerza la próxima vez... -Musito Armando.

-¿Hmm?

-Eso responde todas las preguntas que podemos hacerte. El chico debe estar presente para el resto, debido a que es el único que puede aclarar como interfirió ese demonio en la batalla. El único que puede decirnos a que se debió tanta crueldad.

Rebecca al oír estas palabras provenientes de Rigoberto percibió cierta hostilidad.

-¿Qué piensan hacerle?

-De momento nada. -Respondió Gustav extrañamente calmado.

-¿Nada? El asesino a muchos de sus hombres, ¿Porque no lo castigarían?

-Ya haremos eso cuando llegue el momento. Lo primero es conocer a nuestro oponente tanto como podamos. -Contesto Rigoberto con algo de soberbia.

-Cierto. Ahora puedes irte. -Comento Armando haciendo ademanes a sus hombres para que se acercaran y se la llevaran.

Antes de que ellos la tomaran de los hombros, Rebecca se levanto de la silla y después de darles la cara, camino entre ellos de regreso a la habitación, preguntándose que cosas pensaban hacerle a Julian cuando despertaran. 


Una decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora