Capitulo 21: Un Trato

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Después de salir Julián tomo la mochila café, reviso que llevara las tarjetas en el bolsillo y sin más partió con los suyos.

- ¿Qué era eso que tanto hacías adentro? - inquirió Alicia-.

-adquirí ciertos contactos que creo nos serán de ayuda en el futuro...

- ¿eso nos incluye?

-quiéralo o no ya tengo conmigo a un grupo de 7 personas y un perro, así que esos contactos son para el bien común.

Alex y Alicia sonrieron, sonrieron porque se dieron cuenta de que ya no dependían del azar, sino de lo que lograran juntos. Esto los unió un poco y se les ocurrió que cuando llegasen a casa con los suyos nominarían a Julián como líder.

Al Salir de la zona neutral Julián sintió un escalofrió y percibió que el pie de fuerza de los duendes había disminuido. Presintiendo que algo malo iba a suceder le dio la orden a Alicia de que si veía algo extraño tirara a matar.

Al salir del bazar no había ni un alma, hecho que era usual, pues a partir de allí se extendía la ciudad infestada de zombies.

Giraron a la izquierda y caminaron 2 calles. Entonces 10 hombres los rodearon, Alicia iba a disparar, pero Julián extendió su mano hacia atrás indicándole que no lo hiciera.

-tienes algo que nos pertenece, chico.

-no sé a qué te refieres. –Dijo fríamente Julián-.

-ese día escaparon 20 esclavos, de los cuales 15 ya fueron comprados por quienes los encontraron, desde entonces hay 5 que no encontramos.

-y eso que tiene que ver conmigo –inquirió desafiante-.

-no te hagas el tonto, sé que si ese chico está contigo quiere decir que también tienes a su hermano y a la revoltosa de su hermana.

-si ya lo sabes, que propones.

-sé que no me los vas a entregar, así que te propongo que me traigas cierta cosa a cambio.

El saco de su bolsillo una hoja de papel amarillenta, la desdoblo y se la entregó a Julián.

-quiero que me las traigas mañana a esta hora, de lo contrario no podrás comerciar aquí de nuevo y si uno de los nuestros lo encuentra tendrá ordenes de matarlo.

- ¿esto es todo por los tres?, será fácil de conseguir.

-esto bastara por los dos chicos, -apretó el puño- pero a ella... tendrás que devolverme -se controló- devolvérnosla.

-son todos o ninguno.

-bien, en ese caso por ella te pido lo mismo que les diste a tus contactos en el bar.

El hombre sonrió, pensó que con eso Julián cedería. Julián apretó los dientes.

-está bien, pero dame una hora más.

De repente todos los hombres que los rodeaban desaparecieron, al igual que aquel hombre.

Julián y compañía suspiraron, era algo relajante no ser presionados por nadie.

Una decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora