Leyenda 119: Breve interrogatorio III.

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-Acompáñame, tenemos algunas preguntas que hacer.

-¿Recién desperté, no seria malo que me fuera sin que me revisaran? -Dijo Julian mirando al medico.

Armando suspiro con molestia. Aquel chico que semanas antes se había mostrado curioso y cauteloso mientras paseaba con el por el cuartel, ahora se mostraba agreste, la forma en la que este apretó su sabana y le dirigió una pesada mirada; le recordó los días en los que tenia que estar afuera lidiando con personas en busca de comidas, le recordó los días en los que tenia que matar por agua o en los que tenia que ver desde la oscuridad como alguien asesinaba a otro porque lo había mirado mal antes o porque le caía mal. Le recordó esos días iniciales en los que el mundo cayo en el caos y la gente solo podía preocuparse por si misma y por sus caprichos.

Disgustado se acerco a la silla adyacente a la cama, la tomo, la giro y se sentó en ella mientras reposaba con arrogancia sus brazos en el espaldar de la silla.

-Bien, te concederé esto por lo valiente que eres. -Lo decía con sinceridad, pues admiraba el hecho de que se hubiera lanzado hacia la batalla a oscuras, desconociendo por completo las capacidades de su oponente semanas atrás- Pero no puedo irme de aquí sin ti y sin ninguna información, así que el interrogatorio sera aquí.

Julian se relajo, soltó la manta y dirigió su mirada al comandante, mientras el doctor, comprendiendo la naturaleza de la conversación que iban a tener se retiro silenciosamente del lugar.

- Gustav esta furioso por la forma en la que acabaste con sus hombres, Rigoberto quiere saber como te las arreglaste para detectar a su escuadrón especial y yo quiero saber porque enloqueciste, así que dime: ¿Qué sucedió cuando pelearon con Dantaleon?

Julian percibió cierta agresividad en las palabras de Armando, por tanto, decidió contarle todo.

-Fui engañado, Dantaleon me llevo a su territorio y manipulo mi cuerpo a su antojo. Me hizo observar todo mientras dejaba a una bestia envenenándome.

-¿Te llevo a su territorio? ¿Que quieres decir con eso?

-Cuando trate de detenerlo con mi cántico, el tomo posesión de mi cuerpo y me llevo a un espacio privado. En ese lugar solo podía escuchar gritos y gemidos de dolor, creí que me volvería loco, pero el se aseguraba de que siguiera cuerdo. 

-¿Quieres decir que quien cometió la masacre no fuiste tu?

-No, yo estaba ocupado tratando de liberarme del veneno, el mareo y el dolor punzante. No le preste demasiada atención a Dantaleon, pero supongo que debió haber sido él.

-¿No pudiste librarte de su control antes?

-No, de hecho -apretó su abdomen- tuve que pedir ayuda de poderes externos para deshacerme de él.

-¿Poderes externos? -Pregunto Armando mientras lo miraba con pericia.

-Si, alguien me puso al cargo de cierto poder,  me dijo que no me pertenecía, pero que podía hacer uso de él hasta que se lo entregara a la persona adecuada.

-¿Que clase de poder es ese?

Julian giro la cabeza hacia ambos lados mientras endurecía su mirada.

-Él no me dio permiso de revelarlo, todo lo que se es que la persona a la que le corresponde ese poder todavía no lo merece.

-Hmm...

Armando apoyo su cabeza sobre sus brazos mientras meditaba sobre el secretismo que Rebecca y Julian guardaban con respecto a su poder. ¿Qué clase de cosa les obligaba a mantenerlo fuera del conocimiento publico? ¿Acaso tenían la perspicacia suficiente como para saber que esto los pondría en desventaja más tarde? ¿Era solo una muestra de precaución? Tenia que poner esto en claro.

-¿Porque no quieres decirme nada al respecto? ¿No confías en mi?

Esta actitud directa sorprendió a Julian, puesto que Armando se había mostrado orgulloso hasta entonces.

-No es nada de eso, simplemente quiero respetar la voluntad del dueño original de ese poder. En palabras de él, yo solo soy un grifo, un grifo que debe abrirse lentamente hasta entregar la ultima gota de poder; por eso no puedo revelar nada, porque podría poner en peligro al dueño verdadero de ese poder.

-Bien. -Armando comprendió que mostrando debilidad no le sacaría nada al chico, por lo que deicidio continuar con el interrogatorio- ¿Puedes detallarme en que consistía el poder de Dantaleon?

-Si. -Asintió- Su poder le permite dominar a una persona y trasladarla a su espacio personal, a su "dominio" donde la persona esta sujeta a lo que el ordene, mientras que su portador tiene la capacidad de crear dominios afuera y tiene la capacidad de moverse hacia dentro del "dominio" de Dantaleon.

-Eso explica porque no podías retomar el control de tu cuerpo, pero no explica porqué hizo tanto desorden para atraerte. ¿No tenia otras intenciones aparte de tomarte?

-No lo sé, en su "dominio" parecía estar haciendo un macabro concurso con mucha gente y parecía querer incluirme en el, por lo que no puedo estar seguro de que solo me quería a mi, quizas quería llevarse a alguien más o quizás todo lo que hizo fue solo un capricho. Realmente no se si quería algo más.

-¿Disfrutaba hacerte daño?

-Si. Muchísimo.

Julian estaba templando y su semblante estaba marcado por una enorme expresión de asco, lo que hizo que Armando pensara que no seria bueno seguir indagando sobre lo que había hecho ese demonio con él, después de todo, los médicos ya le habían advertido que Julian podía desarrollar un trauma por ese evento y no seria nada agradable enloquecerlo sabiendo que ese demonio iba a volver por él.

-¿Porque quieres irte de la ciudad?

-Ya he pasado demasiado tiempo aquí y ahora debo marcharme en busca de lo que me trajo aquí. 

Al decir esto Julian estaba encubriendo su verdadero motivo: buscar una cura para el veneno. Sin embargo, no estaba mintiendo del todo, pues hace tiempo había llegado a la tierra con el objetivo de encontrar a sus padres y ahora que se había acostumbrado de algún modo a las amenazas presentes en la tierra, era momento de que retomara su misión.

-¿Hay algo que quieras que le diga a Rebecca?

-Dile que me tengo que ir y que tenemos que discutir nuestra asociación.

 Armando se levanto de la silla, la coloco en su sitio y mientras se marchaba pensó en los vientos del cambio, en lo aterradora que seria esta guerra y en el hecho de que quizas esta vez no sobreviviría.

Julian por su parte fijó su mirada en la pared al otro lado de la habitación, aprieto su puño y mientras era bañado por una luz blanca proveniente del tragaluz en el techo del pasillo se propuso cumplir con esa convicción aún si esta le costaba la vida.


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