Capítulo 22

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¿Cómo dices que dijiste?

— ¿Disculpa? — no respondió solo se acercó a mi como predador a su presa — ¿Qué acabas de decir? — repetí, pero siguió callado hasta que quedó frente a mí.

— Qué pensé que era el único que nos veía juntos— respondió al fin— ahora dime... ¿Tú nos ves juntos Megan? — movió un mechón de cabello de mi rostro sin quitar sus ojos de los míos.

¿Qué está pasando aquí?

No tengo idea.

¿Estará drogado?

— ¿Estás drogado? — inevitablemente la pregunta salió de mí.

— Clasifica drogado— eso me confundió más.

— Eh... ¿Estás bajo la influencia de alguna sustancia o droga?

— Mmm... Depende, he leído que para algunos el amor se considera una droga— ladeó la cabeza, ok, en definitiva, ingirió algo raro.

— Oye ese polvo blanco que se carga Tanner es talco para bebé, posiblemente aspiraste algo erróneo, pero parece causa el mismo efecto que las drogas...

— No ingerí nada— negó acercándose un poco más.

— Entonces comiste algo que te cayó mal, mejor acuéstate— señalé su cama.

— ¿Y tú lo harás conmigo? — ¡¿Qué demonios le está pasando?!

— Deja de actuar así, asustas— rió levemente.

— ¿Te asusto amor? — hizo un pequeño puchero— pero si no he hecho nada aún — mi cara de no entender nada debía ser muy obvia en este momento.

— Ve a dormir— seguro está ebrio o algo, ¿Con que? No lo sé, pero normal no está.

— No quiero dormir— se volvió a acercar, tomé su brazo conduciéndolo a su cama.

— Mira, no sé con qué estas ebrio/drogado o no sé, pero lo mejor será que te duermas — lo senté en su cama.

— Está bien... ¿Me das un beso de buenas noches?

— ¿Qué?

— No me dormiré si no me lo das.

— Ash... En serio lo que sea que hayas ingerido es fuerte, demonios...

— Ya te dije que no ingerí nada.

— Entonces deja de actuar tan raro.

— Soy raro, eso no es algo que no sepas...— rió, me lo quedé viendo, separé un poco sus parpados para ver mejor sus ojos, no estaban rojos, ni la pupila estaba dilatada.

— ¿Qué tomaste? Tus ojos están normales.

— Te dije que nada.

— ¿Te inyectaste algo? — revisé sus brazos, pero nada.

— Nop.

— ¡¿Qué demonios te sucede entonces?!

— Me gustas— soltó con naturalidad.

— ¿Qué? — mi voz sonó tremendamente aguda

— Lo que escuchaste... Entonces... ¿Me besas tu o lo hago yo? — sonrió de lado, yo estaba en shock, ¿Acaso escuché bien?

— Eh... No, yo no te gusto, tu estas bajo influencias extrañas, hasta creería que estas poseído puesto que tiene más probabilidad a que yo te guste, así que dime, ¿A qué cura llamo para el exorcismo?

Escuela Militar (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora