Capítulo 2

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Y aquí es donde empezamos, ya están al día así que continuemos...

— Ayy~... No quiero, no quiero, no quieroo~ — negué con la cabeza haciendo berrinche de niña chiquita, realmente me asusté ahora, ¿Qué pasa si soy una completa inútil para todo lo de aquí eh? ¿Qué se supondría que haga? ¿Solo irme y ya como cobarde? Pues no, pero tampoco quiero perder la poca dignidad que me queda, la demás ya la perdí en todos mis años de vida.

— Hija no tengo todo el día, mi vuelo sale en veinte minutos ¿Quieres bajar?— habló mi padre en tono cansado desde fuera del auto, suspirando salí, mis cosas ya estaban sobre el suelo, por lo que tomé mi bolso colocándolo en mi espalda y tomé la manija de la maleta con ruedas arrastrándola hasta la entrada, lo primero que mis ojos vieron fue un cartel que decía "No celulares" casi muero al leerlo, escondí rápidamente mi teléfono en mi cintura y mi ropa donde no se viera, mi padre habló por un aparatito que estaba en la pared haciendo que las puertas se abrieran dejándonos entrar unos pasos.

El lugar era enorme, tenía muchos edificios en fila india con tal vez unos tres o cuatro pisos cada uno, eran grises y con una enorme letra en rojo en la cima de estos, empezando por la "A" del lado izquierdo hasta la "F" del lado derecho.

— Rayos... ¿Cuánta gente hay aquí? — pensé para mí misma.

— Ok... Ya vendrá alguien para mostrarte el lugar, ¿Bueno? — habló mi padre mirando su celular — Yo tengo que irme así que nos vemos, te vendré a ver en un mes— me dio un beso en la frente— te quiero, cuídate— dijo mientras subía al auto, me quedé aturdida tras su repentina ida.

— ¡No pues vete! — levanté los brazos, no alcanzó a escucharme, ya que había acelerado desapareciendo de mi campo de visión, un carraspeo me hizo girarme encontrándome con dos personas vestidas con ropa camuflada, ¡Genial! Amo ese tipo de ropa, uno era más alto que el otro, con cabello negro, ojos oscuros y una pose bastante imponente, seguro es jefe de algo, tendría unos años más que yo, el otro era más bajo con el cabello muy corto y rubio, ojos oscuros, menos musculoso que el otro y seguro más joven, estaban parados rígidamente, serios, muy serios.

— Tu debes ser Megan Darwin — habló el que parecía el jefe de ambos.

— Sip, esa misma — miré al otro chico que tomaba mis cosas — Pero... ¿Qué? — me interrumpió el "jefe"

— Él llevará tu maleta a tu nuevo cuarto— el otro chico se fue a no sé dónde con mi maleta y bolso, no pos ya me dejaron sin ropa.

— ¿Y eso sería en...? — pregunté confundida, me ignoró empezando a caminar, fruncí el ceño, corrí para alcanzarlo— Hey espera— di pequeños saltitos mientras los seguía, mis piernas son muy cortas a comparación de las suyas que con un paso son como tres míos— demonios ¡Ya!— a duras penas llegué a su lado— ¿Dónde vamos?— lo miré curiosa, pero volvió a ignorarme— ¿Se supone que te tengo que seguir? Porque no sé — negué, siguió caminando derecho con los brazos tras la espalda, ignorándome como el mejor, me frené— ignorarme entonces — resoplé y corrí hacia él que ya me había adelantado como tres metros, sip es muy rápido— hey em...— no me sé su nombre — ¿Chico? ¿Podrías esperar? — se detuvo por lo que dejé de caminar respirando algo cansada, ya empecé mal apenas hago unos metros y ya necesito un pulmotor ¿Cómo carajo aguantaré un entrenamiento militar?

No tengo idea, ya me parecía estúpido que con tu estado físico quisieras venir.

Aghs... Ya vas a empezar.

¡Es que solo a ti se te ocurre tal tontería!

¡Y qué! ¡A mí me da igual! Ya aprenderé y mejoraré.

Escuela Militar (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora