Capítulo 28

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Al final nadie me contó nada, solo me mandaron a dormir y como estaba cansada obedecí, claro no sin antes pasar una odisea con Evan ya que me obligó a dejarme curar la herida de la cara y no me quedó de otra que quedarme quieta, respecto a la hora aún quedaba algo de tiempo como para al menos dormir algo, al no tener cortinas ni nada tuvimos que poner sabanas sobre las ventanas para que no entrara la luz, mientras intentaba conciliar el sueño, algo interrumpió mi siesta reparadora, porque claro no contaba con que Tanner se le diese por jugar a algo que desconocía pero que en todo el silencio y oscuridad solo se escuchaba su desafinada voz cantando.

— Tanner por dios ¡Ya duérmete! — me quejé ya harta de tener que esperarlo.

— Agh... Megan, ¡Me hiciste perder la cuenta! — se quejó él— un patito se fue a la montaña~ y allí se encontró un cerdito, al cual le dijo "oie cerdito soy un patito en la montaña~" — cantó ignorando completamente mi queja y desafinando como hijo de su madre, gruñí restregando mi rostro con mis manos, llevaba ya una hora cantando la misma maldita cancioncita.

— ¿Cómo es que pueden dormir con esto? — miré las camas de los demás, estaba muy oscuro, pero no parecía afectarles ya que no hacían un solo sonido.

— Oh~ ¡Conozco esa canción! — oh no, Connor por favor— el patito y el cerdito pasaron la montaña~ y allí se encontraron una cabra~ y le dijeron "oie cabrita somos un cerdito y un patito en un paseo por la montaña~ — comenzó a cantar ahora él, no puede ser.

— ¡Suficiente! — me levanté de la cama, evitando caerme bajé tomando la almohada y una manta aguantándome el agudo dolor que me provocaba estos días ser mujer — quédense cantando sus estúpidas canciones de niños, yo me largo— salí de la habitación pegando un portazo, di tres pasos al cuarto de enfrente entrando sin molestarme en pedir permiso.

— Oye ¡La privacidad! — se quejó Jared aparentemente en ropa interior, y por si hay curiosidad, no, esta igual de flaco y escuálido que con ropa.

— Cállate tú no tienes a esos dos en tu cuarto— mantenía mis ojos entrecerrados por la diferencia de luz, puesto que aquí si tenían las ventanas destapadas, cuando me acostumbré mis ojos se fijaron en dos colchones en el suelo junto a dos conocidos rostros— ¡Son unos malditos! — tanto Evan como Jason estaban ahí— ¡Me dejaron con esos dos para que me derritieran el cerebro con sus estúpidos cantos! ¡Mientras ustedes estaban muy tranquilos aquí! ¡Bastardos! — les lancé la manta a uno y la almohada al otro — ¡¿Qué clase de compañerismo es ese?!— oh no, ya lo veía venir— ¿Es que acaso fui mala con ustedes? ¿Ya no me quieren o si quiera toleran? — señalé a Evan en lo último mientras cascadas caían por mis ojos, estúpidos cambios de humor, todos estaban completamente confundidos, en lo que llevaban conociéndome nunca me habían visto así y claro no tenían idea que hacer.

— Megan...— Adam por más que fuese el más cercano a mí tampoco nunca me había visto así por lo tanto tampoco sabía que decir o hacer.

— ¡No! ¡Cállate! — ahora estaba furiosa— ¡Son unos malditos bastardos! ¡Yo tolerando eso por más de una hora! Y a ninguno se le ocurrió decir "Oye Megan sabemos que esto es fastidioso a más no poder ¿Por qué no nos acompañas a la habitación de junto en nuestra escapada como ratas de alcantarilla?!"— lo último sonó casi a un grito y aquí vamos con los benditos cambios de nuevo — yo solo quería dormir a gusto al menor por un rato — sollocé llevando mis manos a mis ojos.

— ¿Qué... está... pasando? — susurró Jared desde su cama, aún nadie se había movido de su lugar, todos mirando mi espectáculo sin entender que rayos sucedía.

— Ah... — Adam se levantó de su cama viniendo a mi— ya, ya... Tranquila— rodeó mis hombros con cautela de mi próxima acción, acarició mi cabello lentamente con cuidado de lo que podría hacer a continuación.

Escuela Militar (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora