Capítulo 20

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Luego de al menos veinte minutos quitándonos algo que no era crema al parecer, Jess me había explicado que eso que parecía crema no lo era en realidad, si no que era una mezcla que los mellizos hacían especialmente para estas bromas, y lo confirmé cuando por querer endulzar mi boca terminé casi vomitando mi desayuno.

— ¿Qué demonios es esto? — había preguntado asqueada mientras escupía y enjuagaba mi boca con agua.

— Solo ellos lo saben, pero conociéndolos, algo asqueroso seguro, como vomito de su loro o desechos de paloma — esa fue su "alentadora" respuesta, por eso casi vomité, había la posibilidad de que hubiese ingerido desechos de aves, luego de un par de arcadas y unas quince enjuagadas más salimos del baño encontrándonos donde estamos ahora, fuera de la cafetería sentadas bajo un árbol, ninguna quería volver con los mellizos del demonio, como Jess los había apodado.

—... Y en navidad de hace dos años desencadenaron un desastre enorme en cuanto la camioneta de Toby se estampó contra la pared de la casa de la abuela, repararla llevó tres semanas ¿Y sabes dónde se tuvo que quedar? Exacto en mi casa, ¿En dónde? ¡En mi cuarto! Todo porque el cuarto de huéspedes ya estaba siendo ocupado por mi otra abuela, aun que de esa no me quejo me quiere, cocina rico y me da dinero, ¿pero la otra? Lo único que hacía conmigo era criticarme, jalarme las mejillas y llamarme suripanta por vestir con un top ¡Un top! — había pasado la última media hora hablándome de todos los desastres que les han hecho pasar esos mellizos y en cuanto los odia, y por dios que eran... inquietos, para decirlo de forma agradable.

— ¿Y por qué siguen invitándolos a sus cenas?

— Nuestros padres eran amigos en su adolescencia y eran igual de bromistas, solo que ellos si maduraron los otros no, por eso en cada navidad, año nuevo, día de gracias o cualquier otra festividad termina en caos siempre — rodó los ojos con fastidio.

— Uff... Bueno, vele el lado positivo, al menos tú tienes un montón de historias entretenidas para contarle a tus hijos— sonreí, ella rió.

— Sí, y luego les contaré como su madre paso 15 años en prisión por asesinato doble— volvimos a reír, mi mirada cayó en alguien que caminaba rápidamente siendo seguido por una chica como si quisiera evitarla — ¿Lo conoces? — preguntó ella también mirando hacia donde veía.

— Ah... Al parecer sí— murmuré, era Evan siendo detenido por una chica rubia un poco más baja que él, parecía estar reclamándole algo a lo que él simplemente la miraba sin decir nada.

— ¿Es tu novio? — no le presté mucha atención a lo que dijo puesto que estaba más concentrada viendo quien era ella.

— Sí... Digo no, no ¿Qué? No, no es nada mío— negué mientras ella se reía.

— No parece... ¿Si no es nada tuyo porque lo ves así? — sonrió con diversión.

— ¿Así cómo?

— En primer lugar, fijamente, puesto que desde que apareció no has dejado de verlo— corrí la mirada de él cuando dijo eso, no me había dado cuenta— en segundo, como si te molestara que este con otra chica, lo que indica celos.

— No estoy...

— No me interrumpas— me calló— y en tercero como si a la vez que te molestara quisieras saber quién es la chica, pero no te animas a ir lo que es por vergüenza y miedo— pensó unos segundos— ¿Te gusta verdad? — levanté las cejas con sorpresa.

— ¿Qué? No, no, no— ella me miró sin creerme, le conté brevemente lo que había pasado junto a él desde que estoy aquí, que bueno.. es prácticamente nada— además a mí solo me ha gustado un chico en toda mi vida y es el hermano de Harly mi amiga— aclaré— y me seguirá gustando hasta que me dé una oportunidad, pero cómo es posible que no sea nunca... Me quedaré soltera— me encogí de hombros.

Escuela Militar (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora