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Dante y Romeo decidieron quedarse a jugar a la play y, mientras preparaban las cosas, Blas se puso de pie y dijo que iba al baño. Los hermanos le dijeron que lo esperaban y Blas fue en búsqueda de Junior.



Como Junior no tenía la bolsa de boxeo para descargarse, estaba dándole golpes con el puño a su colchón, cuando de repente se escuchó que golpeaban la puerta.


-¿Junior?


Blas. Junior paró de darle piñas a la cama y miró hacia la puerta con lágrimas en los ojos y la respiración agitada. Estaba harto. Estaba harto de que Blas siguiera haciéndole caso a Ailín. No le prestó atención y siguió golpeando el colchón.


-¡Junior! -Espetó Blas, más alto. Junior volvió a frenar.


-No entiendo nada, Blas -le dijo el menor desde el cuarto.


Blas apoyó la frente y sus manos en la puerta, afligido.


-Ábrime, por favor. Te puedo explicar. No pasó nada. No quise que pasara nada con ella.


-Acá no podemos hablar, nos van a escuchar todos.


-Hablemos en el cuarto -propuso Blas.


Junior abrió la puerta y Blas entró después de mirar a un lado y a otro.


-¿Qué pensaste? Con Ailín no pasó nada. Ella me besó, pero yo no quise.


Ambos se sentaron uno al lado del otro en la cama de Junior.


-Yo no pensé nada.


-¿Y por qué te fuiste?


-Tengo cosas que hacer.


-¿Ah, sí? Recién dijiste... Pensé...


-Sí, tenía cosas que hacer -lo interrumpió Junior. -Ailín te estará esperando.


-Ya se fue.


-Ah.


Blas asintió con la cabeza mirando a la nada, pensativo: o Junior estaba negando que se había puesto celoso o él había mal interpretado lo que le pasaba a Junior.


Blas sonrió, agarró una almohada y lo golpeó con ella.


-¡Ey, qué fue eso!


Junior estaba apunto de sonreír, pero a la vez no quería.


-Nada -respondió Blas con una sonrisa, mientras se encogía de hombros-. Solo quería hacerlo.


Junior apretaba los labios para que no se le escapara la sonrisa, pero, a pesar de los esfuerzos, no podía esconderla. Agarró ahora él la almohada y le pegó a Blas en la cara con ella.


-¡Pará! -gritó Blas, pero riendo.


-Ey, no puede ser, vos me podés pegar con la almohada, pero yo no, qué injusto, che.


-Me golpeaste en la cara, ya desearías tener esta cara.


-¿Qué te hacés?


-¿Ya no estás enojado?


-¿De qué tengo que estar enojado?


Blas lo miró con los ojos achinados.


-No, de nada.


-Vamos a jugar a la play -dijo de pronto Junior, poniéndose de pie.


-¿No tenías cosas que hacer? -preguntó Blas, picándolo, y se puso de pie, frente a Junior.

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora