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       Blas y Junior sonreían al mismo tiempo mientras se enviaban mensajes.

   Junior se quedó mirando fijamente la pantalla al leer el siguiente mensaje de Blas. Su corazón hizo presión:

“Les vas a decir en algún momento?”

     Junior se quedó pensando. En algún momento. No sabía cuándo. Pero ese día llegaría. Mañana no. Ni pasado mañana. Todavía no, pero llegaría.

“¿Te enojaste?”

“No. Sí. No sé”

Eso respondió Blas en un mensaje tras otro.

“¿Eso qué quiere decir?”

“No quiero que nos escondamos, Junior…Pero entiendo que tal vez necesites tiempo. Entiendo que con Mauro es difícil”

“Gracias por entender… Quisiera que nos vayamos lejos… lejos de todo y de todos”

“No es necesario, Junior. Tenés que sentirte libre por vos mismo. En tu interior… Yo quiero gritarle al mundo que estamos juntos”.

      Junior leyó el mensaje y resopló. ¿Cuándo pasaría eso? Se desearon buenas noches e intentaron dormir. Pero Junior no dejó de pensar en Blas, y Blas no dejó de pensar en Junior. Junior se cercioró de que Dante estuviera dormido y, sin hacer ruido, salió de la cama.

    Blas estaba acostado en el sillón con los brazos cruzados. De pronto, escuchó pasos que bajaban la escalera. Blas se alzó sobre sus hombros para ver la sombra de Junior aparecer. Se prendió entonces la luz y Junior se acercó al sofá.

—Junior, ¿qué pasa? —Le preguntó Blas, confundido y sacando las piernas afuera para sentarse.

—No puedo dormir —le respondió Junior al mayor.

—Yo tampoco puedo dormir —le dijo Blas, y después Junior fue a sentarse al lado de él, sin dejarse de mirar a los ojos.

    Se sentía el ambiente raro, como un augurio de que algo iba a pasar pronto.
 
  Sin decirse nada más, después de mirarse largamente a los ojos, se acercaron a besarse al mismo tiempo. Se besaban suavemente, saboreaban los labios del otro, tiernos, húmedos. Blas le agarraba la cara.

     Blas lo dejó de besar en un momento, pero no se alejó de él. Apoyó su frente contra la del menor y se miraron a los ojos con más dulzura de la que se podía sentir e imaginar.

—Te esperé tanto. No me imaginaba que ibas a animarte a estar conmigo.

—Acá estoy. Y vos no te vayas nunca más, por favor.

—Nunca. Volví por vos.

—¿Y por qué te fuiste?

—Por vos. No querías saber nada de
mí después de ese beso.

—Te hice sufrir. Perdóname.

—No tengo nada que perdonarte. Yo te amo, Junior.

      Junior no dijo nada, no esperaba que Blas le dijera eso.

—Yo también te amo —le respondió después de unos segundos.

        Los dos sonrieron radiantes y volvieron a besarse dulcemente, pero también con más pasión. Junior bajó las manos por la ancha espalda desnuda del mayor, con delicadeza, con suavidad, mandando miles de sensaciones a Blas y a sí mismo. Blas agarró la parte de debajo de la remera de Junior y este se dio cuenta de sus intenciones. Dejó de besarlo, se separó y alzó los brazos, permitiendo que el chico de rulos le quitara la prenda.

Amor en el silencio (Blasnior)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora