Luego de comer, fueron a caminar a la playa, aun cuando había algo de viento y hacía frío, lo disfrutaban. Seguían de la mano, esa noche no se soltaban. Blas y Junior se miraban de vez en cuando a los ojos, sonriendo.
—¿Cómo te sentís? —le preguntó Blas.
—Muy feliz —respondió el menor.
Blas le sonrió y se llevó las manos entrelazadas a la cara para darle un beso a la mano de Junior. Después siguieron caminando.
En cuanto llegaron a la casa, media hora después, acomodaron, limpiaron un poco el patio cubierto y prepararon la piscina para meterse al día siguiente. En un momento, le sonó el celular a Blas y este atendió.
—¡Hola! —Blas quedó escuchando—. Bien, bien, Junior está pasándole un trapo al patio. Así como lo escuchás. —Siguió escuchando. Junior lo miró y le sacó la lengua, pero quedó confundido.
—No pasa nada, no es tan tarde. No interrumpiste nada. Sí, la alquila. No hay problema. Te paso el número por mensaje.
Blas cortó entonces.
—¿Con quién estabas hablando? —preguntó Junior a Blas.
—Con Lucre. Quiere alquilar la casa una semana, le voy a pasar el número de mi viejo.
Antes de acostarse esa noche, se bañaron juntos, se bañaron uno al otro más que nada, con delicadeza. Luego, se fueron acostar. Junior apoyaba la cabeza en el pecho del mayor.
—Falta poco —dijo el menor.
—¿Para qué?
—Para volver.
Junior se había afligido de repente.
—No pensemos en eso.
—Es que…
—¿Qué?
—Siento que no vamos a estar en paz. Que todo se va a ir a la mierda. Acá estamos bien.
—Todo va a estar bien, Junior.
Junior se incorporó un poco y lo miró a los ojos.
—¿Me lo prometés?
—Nada ni nadie nos va a arruinar lo que tenemos si no queremos.
—¿Me lo prometés? —insistió el menor.
—Te lo prometo. Te amo.
—Yo también te amo —Y volvió a apoyar la cara en su pecho y cerró los ojos para quedarse dormido unos segundos después. Blas se dio cuenta y empezó a acariciarle la cabeza mientras sus ojos también se iban cerrando y también se dormía.
Blas despertó primero. Dejó que Junior durmiera un poco más y fue a ver cómo estaba la piscina. Después, se quedó en la puerta del cuarto viendo a Junior dormir. Él también tenía miedo: de perderlo, de que todo se fuera a la mierda, pero no quería pensar mucho en eso. Además, los dos estaban juntos, se amaban, se disfrutaban, y a pesar de las veces que la habían cagado, seguían ahí, juntos.
Lo miró unos segundos más y luego fue a la cocina a preparar el desayuno y llevarlo a la cama.
Llevó el desayuno en una bandeja, lo puso en la mesita de luz y se acostó al lado del menor.
—Ey… —le empezó a susurrar cerca de su cara—. ¡Ey! —Habló un poco más alto.
Los ojos de Junior temblaron y fueron abriéndose, pesados. Y entonces, vio a Blas frente a él.
—Buenos días —le dijo el mayor.
Junior sonrió.
—¡Qué lindo despertar así! —exclamó el menor. —Mi despertador privado es lo mejor —agregó el menor mientras lo miraba a los ojos y sonreía. —Tiene permitido despertarme siempre, señor.
—Ah, ¿sí?
—Sí.
—Mirá que puedo tener muchas maneras de despertarte.
—¿Cómo cuáles?
—Hablándote como recién, haciéndote toquecitos, tirándote con un balde de agua…
—No, no —empezaba a reír Junior—, no, no se te ocurra…
—Es muy tentador. Pero tengo otra opción.
—¿Cómo cuál?
—Algo así. —Entonces se acercó al menor y empezó a darle besitos en el cuello, mejilla, boca, otra vez en el cuello, donde se quedó…
—Wow, conseguí el mejor despertador humano. —Blas dejó de besarle la piel del cuello y lo miró—. ¿Dónde está el botón de esta última opción? Es la mejor.
—Vos sabrás —le dijo Blas, bromeando, y entonces empezaron a reírse, Blas todo rojo.
—Apa, estamos más atrevidos hoy —Blas y Junior casi que no podían dejar de reír. —Bueno, más que botón, es una palanca.
Blas soltó una carcajada. Estaba ardiendo de pies a cabeza.
—Tengo que ver si funciona —advirtió Junior. —¿Y si no funciona?
—¿Y si funciona? —Pero después Blas se quedó pensando y dijo: —¡Pero si funciona muy bien! Ya te lo demostré, ¿o no?
—Tengo que estar más seguro.
Los chicos volvieron a reír.
—Te lo voy a demostrar todas las veces que quieras.
—Qué suertudo que soy.
De pronto, Junior calló y se quedó mirando a Blas con gran intensidad.
—Tus ojos —le dijo.
—¿Qué tienen?
—Los miraría toda la vida.
—¿No pararías para comer? —preguntó Blas, divertido.
Junior le dio un empujoncito.
—Hice el desayuno.
—¡Desayuno!
Junior se sentó de golpe en la cama, lo que hizo reír a Blas. Blas agarró la bandeja y la puso frente a ellos.
—La piscina está casi lista —le dijo Blas en un momento.
—Eso quería escuchar —le respondió el menor, con la boca llena de tostada con manteca.
—Podemos almorzar en el patio también.
—¿Nos quedamos todo el día en el patio?
—No sé si todo el día, pero podemos pasar un muy buen tiempo ahí.
Junior se quedó pensando mientras miraba hacia delante.
—Sería como nuestra playa privada, ya que el tiempo no nos ayuda —dijo después.
—Faltan unos meses para el verano.
—En el verano tenemos que volver. Alquilamos. Y podemos irnos más de cuatro días.
—Podemos empezar a ahorrar desde ahora.
—O nos armamos una carpita en la playa.
—¡Dale! —exclamó Blas en un tono de “déjate de joder”.
—Podemos dormir en la intemperie, sobre la arena.
—¿Y los bichos?
—¿Cuánto costará alquilar algo una semanita? —Cambió de opinión Junior.
Blas rio.
—Podríamos ir a otro lado, no tiene que ser acá —pensó Blas.
Junior se quedó pensando.
—Me parece excelente.
—Junior Ricardo —empezó a decir Blas de pronto—, ¿quiere recorrer el mundo conmigo?

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Amor en el silencio (Blasnior)
Fiksi Penggemar"No vas a ser feliz si no sos completamente libre" Junior y Blas y su historia de amor