—Si tenías trabajo, si estudiabas, ¿también ibas a dejar todo e irte a la buena de Dios solo porque un chico no te daba bola?
—Martín.
La voz de la mamá de Blas se alzó, pero eso no sirvió de nada. El hombre la miró a ella. Blas miraba a su padre con ojos de hielo, con los labios un poco apretados y cruzado de brazos. Si hubiera sabido que las cosas iban a ser así esa noche con su padre…
—Alejandra, ¿vos escuchaste? ¿Esas son sus prioridades? Lo que hizo fue muy infantil.
—Sobreviví. Sé lo que hago. Tengo amigos allá.
—Eso no es garantía de nada.
—Tampoco soy un chico, viejo. No me podés decir nada, ¿no te parece? Soy grande, trabajo, tengo una casa.
—Por eso: Tenés que empezar a comportarte de otra forma.
—Yo tomo mis propias decisiones. Sabía que no iba a pasar nada, sabía lo que hacía, no soy tonto. ¿Para esto viniste? ¿Para discutir?
—Podemos comer en paz, ¿por favor? —pidió Alejandra.
Blas la miró.
—Perdón, mamá…
—Yo ya no tengo hambre. ¿Y por qué volviste?
—No te interesa.
—¿Por el chico ese, no?
Blas se lo quedó mirando.
—¿Tu novio?
—Martín.
—Tenías trabajo allá y volviste a dejar todo por ese chico. No te entiendo, Blas.
—No hace falta que me entiendas.
—Además de que no estudiás, haces estas cosas.
—Creía que iba a ser una noche de familia, que habías dejado la idea de que tenía que estudiar, pero todavía seguís con eso.
—Me habría gustado que seas un profesional. Pero…
—¿Qué? —espetó Blas, con los ojos brillosos, una bola atorada en su garganta. —Soy esto, soy lo que soy, y no me va mal.
—Basta —pidió Alejandra, poniéndose de pie—. Esto no tenía que ser así. Martín, sos imposible. Nos vamos a casa. Blas, después te llamo.
Blas no los detuvo. Dejó que se pusieran de pie, agarraran sus cosas y se pusieran el abrigo sin dirigirles ninguna mirada, mientras su padre sí lo miraba algunas veces.
Ya se le había arruinado la noche. Habría sido mejor haberles dicho que sí estaba ocupado, debería haberlos hecho ir otro día, y tal vez así no pasaban ese momento horrible.
En silencio y pesadamente, Blas se puso de pie, y cuando sus padres llegaron a la puerta, este les abrió y saludó con un frío “chau”. Su madre se acercó a darle un beso en la mejilla y el chico trató de sonreírle. Alejandra lo miró por última vez antes de darse vuelta e ir con Martín hacia el auto.
Blas cerró la puerta con llave y fue sin ganas de nada a llevar los utensilios a la cocina para lavarlos. Miró alrededor. Silencio. Soledad. Angustia. Enojo. Necesitaba hablar con alguien. Quería escuchar la voz de Junior. Terminó de lavar y acomodar, se secó e inmediatamente fue a su cuarto a sentarse en la cama y llamar a Junior.
Junior estaba en su cuarto por bajar a comer cuando le sonó el celular. Se detuvo en la puerta, sacó el celular del bolsillo y se fijó en la pantalla. Era Blas. Atendió y se quedó ahí.
—¿Blas?
—Mis viejos ya se fueron.
Junior sintió la voz de Blas algo rara, como si estuviera haciendo esfuerzos para que sonara bien. Pudo sentir el ánimo bajo del mayor con tan solo escucharlo hablar.
—¿Tan temprano? ¿Qué pasó?
—Nada. Me peleé con mi viejo.
—¿Cómo que nada? No estás bien.
—Quería escuchar tu voz. Ahora me voy a dormir y se me va a pasar.
—¿Seguro? —Desconfiaba Junior.
—Ahora estoy mucho mejor, con solo escucharte. Me voy a dormir.
Cortaron la llamada, pero Junior ni lo pensó que, rápidamente, fue a agarrar su campera verde del armario. Se la puso, guardó celular, billetera, agarró las llaves y se dispuso ir a la casa de su novio.
Romeo, Lula, Dante y Diego estaban sentados a la mesa. Miraron a Junior confundidos al ver que, sin dirigirles ni una mirada, iba directo hacia la puerta de calle.
—Ey, Ey, Junior, Junior —lo llamó Diego, y el chico se detuvo y volteó a mirarlo.
—¿Qué?
—¿No vas a comer? ¿Adónde vas?
—Tengo que salir, es importante.
—¿Pero qué pasa?
—Nada. Tengo que salir. Tengo que ir a lo de Blas. Es importante —repitió Junior, abriendo la puerta.
Blas se había puesto su remera blanca de mangas cortas y pantalón de pijama. Estaba listo para acostarse cuando tocaron el timbre. Se quedó pensando unos segundos, pero terminó por acostarse. Un minuto después, volvía a sonar, esta vez con más insistencia. ¿Quién era? ¿Su papá volvía para seguir discutiendo? ¿Algún vecino? ¿Su mamá quería hablar con él en persona? ¿Se habían olvidado algo?
Encendió la luz y con paso desganado abrió la puerta. Al otro lado, Junior estiraba el brazo para volver a tocar el timbre.
—Ey, ¿qué pasa? ¿No me querías abrir o qué? —preguntó Junior con voz exaltada mientras entraba a la casa sin esperar que le dieran permiso.
—¿Qué hacés acá? —Se confundió Blas, mientras cerraba la puerta.
—No quería dejarte solo. ¿Qué pensás? ¿Que no me preocupo por vos?
—¿Tanto te preocupás?
—¡Obvio que sí! ¡Claro que sí! Me preocupo y mucho. ¿No pensabas decirme que te hiciera compañía? ¿Querés que me vaya? Seguro querés estar solo y yo me mandé, soy un boludo.
Blas sonrió un poco.
—No, no sos un boludo, sos el mejor novio del mundo —le dijo Blas, quien se acercó y agarrándolo de la cara, lo besó.
Blas se alejó del chico y quedó mirándolo a centímetros y todavía agarrándole la cara. Junior vio sus ojos dolidos y cansados.
—¿Por qué no me pediste que venga?
—No te quería joder.
—¿Estás loco vos?
Blas bostezó.
—Vamos a la cama —casi ordenó Junior.
Blas alzó las cejas. A Junior se le salió una risita.
—Estás cansado, acostate y me contás.
—Claro, sí —dijo el mayor y siguió a Junior hasta su cuarto.
Fue en ese momento que se dio cuenta del estante con las bebidas y los vasos que Blas había puesto ahí.
—¿Habías preparado eso?
—Sí, y justo vinieron mis viejos.
Fueron al cuarto y Blas fue de una a acostarse mientras Junior volvía a apagar las luces del living. Blas se acostó y se tapó. Junior se sentó a su lado en la cama.
—¿Qué fue lo que pasó? —le preguntó Junior.
Blas agarró de las sábanas y la frazada y las levantó.
—Vení, acostate conmigo, dale —le ofreció, Blas.
Junior sonrió y empezó a sacarse la campera verde, después la campera finita y remera. Mientras, Blas lo miraba en todo el proceso, y Junior a él. Se sacó las zapatillas y el pantalón y fue a acostarse. Blas lo tapó. Entonces, se pusieron de costado, para mirarse de frente.
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Amor en el silencio (Blasnior)
Fanfiction"No vas a ser feliz si no sos completamente libre" Junior y Blas y su historia de amor